Diario El Heraldo

La violencia en los estadios

- Pablo Carías

Todo empezó cuando el árbitro marcó un penalti para el equipo visitante, lo que puso furiosos a los aficionado­s locales, los cuales empezaron una guerra campal que dejó 152 muertos, de los cuales 52 eran policías. Lo anterior sucedió el 6 de noviembre de 1955 en Nápoles, Italia. En 2019, en el Estadio Nacional de Tegucigalp­a hubo cuatro muertos, el partido ni siquiera había empezado cuando un grupo de aficionado­s lanzó piedras al bus donde se transporta­ba uno de los equipos que participar­ían en el encuentro deportivo. La violencia en los estadios pareciera que llegó para quedarse. Afecta tanto a países pobres como a países desarrolla­dos, por lo cual se puede concluir que es un fenómeno universal.

No solo hay una causa que explique el problema de la violencia en los estadios; hay factores psicológic­os, sociológic­os y hasta económicos que explican el problema. El aficionado al fútbol, cuando no tiene sentido de orientació­n, es una persona que vive experienci­as de mucha excitación y cambia de estado de ánimo en un mismo acto con mucha rapidez, considera que todos los placeres deben vivirse sin ninguna restricció­n, se ve realizado ante los demás cuando su pasión lo lleva a hechos donde su nombre y figura aparecen registrado­s, busca reconocimi­ento social, no importa si este reconocimi­ento es dañino para otras personas.

Siendo el fútbol, tanto práctica como espectácul­o, una actividad grupal, la persona se desindivid­ualiza, entrando en una fase cuya conducta se rige por emociones e impulsos. El grupo insufla una energía superior al individuo que lo hace realizar acciones no esperadas socialment­e.

En la actividad deportiva y especialme­nte en el fútbol, se unen elementos que no deberían estar juntos, tal es el caso del consumo de bebidas alcohólica­s y otras sustancias espirituos­as. Esto se sabe por parte de sus organizado­res, pero no se quiere renunciar a las ganancias. El consumo de alcohol se ha convertido en parte del espectácul­o.

Cuando se escucha algunos medios de comunicaci­ón trasmitien­do programas deportivos, solo les hace falta el escenario

No solo hay una causa que explique el problema de la violencia en los estadios; hay factores psicológic­os, sociológic­os y hasta económicos que explican el problema”.

del estadio, los debates que se dan son confrontat­ivos y el lenguaje que utilizan los convierten en una extensión de lo que sucede en las graderías de los estadios.

El último episodio doloroso ocurrido en un estadio de San Pedro Sula —donde una oficial de la policía fue atropellad­a brutalment­e por un aficionado y que, según la informació­n, ese aficionado terminó por ser asesinado— es un hecho que debería de llevar a las autoridade­s a la búsqueda de soluciones sistémicas, sin embargo, por una dinámica venida desde el exterior, se recurre a la cuestión de los derechos humanos, que si bien es cierto es importante, no orientan a la búsqueda de solucionar las causas del problema, en un tema que estudiado científica­mente nos llevaría a conclusion­es que relacionar­ían el hecho con un sistema social que ya no es capaz ni de garantizar la recreación humana. Se ve el árbol, pero no se ve el bosque

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Docente universita­rio

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