Diario El Heraldo

El largo camino de la vida

- Henry A. Murillo Arteaga aliabraham­721@hotmail.com

Déjame que tome mi alforja, esa hecha de henequén, entretejid­a en hilos de natura muerta, déjame que saque de ella mis recuerdos, mis pasos, mi vida, déjame ver lo que sembré y coseché; el camino es largo y el andar por él debe ser paso a paso, sin correr ni cansarse, habrá cuestas y bajadas, la vereda tendrá piedras o césped, hiedra en los montes que atravieses o bosques con niebla donde existen los sueños o se convierten en escenas de horror. Saqué de él el llanto plañidero de mi primera bocanada a esta, el resuello fue prolongado, agudo llanto que hizo que los cristales se rompiesen y en el tibio calor de mi madre dormité. Con mi cordón cortado era libre, ya las cadenas se liberaron, ahora seríamos cada uno dando sus pininos y empezar a correr, más caímos muchas veces, nos levantamos, porque sabía que el caerse era aprendizaj­e y los raspones son para sentirte humano. Me rodearon personas que empecé a amar, llenaron mi vida de luz y sapiencia, sus manos me sostuviero­n cuando me caía y me levantaron, me dieron consejos y me enseñaron que la hermandad es invaluable aunque nos alejemos por los recodos o las distancias que la vida nos lleva por caminos separados, mis padres serán los cimientos donde pondré las piedras para construir las paredes que harán que mi hogar sea un paraíso de paz o un infierno, mas en todos está la facultad de cambiar lo que nos provoca dolor y poder sonreír con un espíritu de paz; el amor de maestros que me indicaron el abc, construí libros o encicloped­ias, escribí versos en poesías incomprend­idas porque muchas veces habla el corazón, otras veces la experienci­a, prosa en ríos de tinta, amores que se esfumaron y llegaron y disolviero­n o perenne.

Cuántas mañanas amaneciero­n, cuántos ocasos llegaron, las jornadas van y vienen y dejan estelas de recuerdos.

Y saqué de mi alforja las luchas sindicales, preceptos inculcados por la iniquidad de patrones que explotan a desventura­dos llenos de ilusiones que cada día recogen las migajas de los oligarcas explotando la fuerza laboral de sol a sol sin que se respiran los vientos de vida, mas lo que se respira son las toxinas de venenos emanados por mangueras de naciones foráneas que hacen su botín en tierras que heredamos de ancestros que vinieron en carabelas empujadas por vientos alisios y dejaron el reguero de palabras incomprend­idas para los nativos, fundaron villas en tierras de Lempira y subyugaron al negro y al aborigen.

El camino ha sido largo y mi alforja me acompaña, en ella vaciaré mis victorias y derrotas, sembré hiel y coseché ajenjo, coseché miel y el paladar fue sabroso, a cuestas con el morral me asomo al final de la colina, seré un Moisés viendo desde el Monte Nebo la tierra prometida, aunque no entre también miraré en retrospect­iva los azares de la vida, porque en el andar de la vida recoges ortiga o rosas rojas que perfumarán la tumba fría donde descansare­mos al final y antes de partir ve hacia atrás y mira la estela de vida que dejas, los árboles que plantaste o fue en terreno árido tu sembrar, la vida es un largo camino que tenemos que recorrer, da el primer paso y anda amado hermano hondureño, ve, el horizonte te invita a ver la puesta del sol

El camino es largo y el andar por él debe ser paso a paso, sin correr ni cansarse, habrá cuestas y bajadas, la vereda tendrá piedras o césped”.

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