ES UN PROCESO... EL DUELO PERMITE SANAR A QUIENES SE DAN LA OPORTUNIDAD
Paso a paso Afrontar la pérdida de un ser amado puede convertirse en una lucha diaria con la ausencia que queda. Pero superar cada etapa está en su poder
“No quiero ni levantarme de la cama sabiendo que esa persona ya no está”. “Me siento culpable por no haberlo evitado”.
“Ya nada volverá a ser como antes”. Estas y muchas otras frases de desconsuelo tienden a mal acompañar a quienes enfrentan un duelo que pareciera no tener fin.
La psicóloga Keylin Moncada lo define como “la reacción emocional y del comportamiento que se manifiesta en forma de sufrimiento y aflicción cuando un vínculo afectivo se rompe”. Y aunque se asocia casi inmediatamente a la muerte, las pérdidas pueden ser muy diversas: rupturas de pareja, cambios de domicilio o de estatus profesional, enfermedades, entre otros.
Lo que sí es una verdad prácticamente absoluta es el hecho de que nadie quiere o pide pasar por ese proceso. Se trata de aceptar una realidad que difiere de aquella que tiempo atrás le ofreció una felicidad de la que no pensaba despojarse, o al menos no en ese momento. No se está listo para ello, pero una vez llega, hay que enfrentarlo.
¿Cuándo dejará de doler?, es, probablemente, una de las interrogantes más frecuentes entre los afectados, pero la experta explica que “no existe una respuesta disponible para identificar en qué momento se ha terminado un duelo, por lo que debe considerarse imprescindible haber completado las diferentes etapas hasta llegar al restablecimiento emocional”, apunta.
No obstante, Moncada refiere que hay estudios en los que se asienta que después de transcurridos 12 meses en los que la persona no logra sobreponerse, podría tratarse de un duelo