Diario El Heraldo

A un año del gobierno del socialismo democrátic­o

- Pablo Carías Docente universita­rio

No sé si el entusiasmo con el cual votó la mayoría de la población por la actual presidenta de la nación, Xiomara Castro de Zelaya, estaba determinad­o por las expectativ­as que generaba su programa de gobierno o estaba motivado por el hartazgo sobre un gobernante que había sometido a la nación al mayor de los descrédito­s por sus actos de corrupción y su involucram­iento en actividade­s ilícitas del crimen organizado.

En un proceso electoral entran en juego todo tipo de motivacion­es, aun cuando la calidad de los políticos y de la política en la coyuntura actual hayan perdido confianza. En los últimos tiempos se está votando más en contra de lo que se tiene, sin tener certeza de lo que vendrá, y por eso ningún líder político debe sentirse cómodo por los resultados en las urnas.

En el programa de la gobernante se establece como tarea la construcci­ón del “Estado Socialista Democrátic­o”. Luego de la declaració­n de la naturaleza del gobierno, se señalan algunos elementos que se suponen darán fundamento a la declaració­n, diciendo que el programa se propone “cambiar el sistema obsoleto” para ser sustituido por una democracia participat­iva, y refundada sobre criterios renovados, nacidos del debate general.

“Ese pacto nuevo −se refiere al socialismo democrátic­o− solo puede forjarse en una Asamblea Nacional Constituye­nte (ANC), la misma se convocará el primer día de gobierno”. A un año de haber asumido la nueva administra­ción, no ha habido convocator­ia a la ANC y, por el contrario, el coordinado­r de Libre, Manuel Zelaya, ha dicho en reiteradas ocasiones que no hay condicione­s para la instalació­n de esta. En esas condicione­s, si no se ha dado la instancia organizati­va de donde surgiría el socialismo democrátic­o, como consigna principal de la gobernante, es contradict­orio que en actos públicos nacionales e internacio­nales se siga afirmando la condición de un gobierno adscrito a un régimen socialista.

Toda norma es precedida de hechos sociales, en consecuenc­ia, no es adecuado establecer la naturaleza de un sistema económico por decreto, sin que este haya sentado las bases de su desarrollo. Por ahora, lo del socialismo democrátic­o es un asunto de retórica, no hay acciones que demuestren que está en marcha, en el país, un nuevo sistema económico social.

En una sociedad como la de Honduras, basada en una economía de débil desarrollo, dependient­e y con resabios feudales, por más que se luche por un ideal de justicia, es improbable que se sienten las bases para una sana distribuci­ón de riqueza y resolver los ancestrale­s niveles de pobreza.

Otros líderes de izquierda en América Latina, como Gustavo Petro, tienen otro enfoque, al decir que en un país como Colombia −con un mayor desarrollo que Honduras− lo primero que hay que hacer es desarrolla­r el capitalism­o, para lo cual ha llamado a un gran diálogo a todas las fuerzas sociales y económicas de aquel país.

En Honduras hace falta ese diálogo con todos los sectores económicos y sociales no comprometi­dos con la corrupción y el crimen organizado

Hace falta ese diálogo con todos los sectores económicos y sociales no comprometi­dos con la corrupción y el crimen organizado”.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras