Percepción
Percepción es la forma en como captamos e interpretamos la información que nos brinda el entorno. El muy cercano y el compartido con toda la colectividad. Es el resultado de lo que vemos, escuchamos, es lo que interiorizamos a través de nuestros sentidos. La percepción puede ser correcta y puede estar sesgada, influida por apreciaciones distorsionadas, por una desinformación dolosa y en definitiva no estar apegada a la verdad. Pero la percepción, para quien la detecta, es la verdad. Aunque solo sea su verdad. Cuando a algunos vinculados al gobierno, unos sin responsabilidades, no habiendo demostrado inclinación ni al trabajo ni al estudio, ni dar muestras de ingenio para vender o en general, hacer negocios lícitos, o la herencia fueron latifundios talados o alquilados a muy pobres hondureños para cultivos de subsistencia, aparece construyéndose una mansión, es natural que se crea que lo que hay ahí es corrupción. Y una muy grande. El servicio público hondureño aparece nuevamente señalado como corrupto, a dos años de que se fueron sus antecesores. La percepción de los actuales los valora tan o más corruptos que aquellos y que, incoherentes, sostienen la misma práctica que criticaban. Es la idea que ya está generalizada. No hay necesidad de ver informes de organizaciones internacionales. Y es entonces cuando los servidores públicos deben atajar semejante percepción, no insultando y descalificando a quienes han realizado la medición, sino indagando en la metodología aplicada, ejecutando sus propios sondeos, exigiendo rendición de cuentas a todos los que en ejercicio del poder o arrimados a él, manejan fondos públicos. Hay focos de corrupción. La credibilidad del ministro Pastor de María y la del ministro Duarte no lograrán revertir esa opinión. Sería castigando como hace una buena madre a sus hijos, a quienes incumplan, las normas legales y morales a que devienen obligados. Pero hay madres muy consentidoras que, por amor mal entendido, terminan de arruinar a sus hijos