Diario La Prensa

¡Redadas!

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La felicitaci­ón de Navidad en la que el presidente Barack Obama invita a seguir el ejemplo de “caridad” y “compasión” quedó desautoriz­ada y sonó a cohete en Nochebuena con la publicació­n del diario The Washington Post en la que informa de un plan, en marcha ya, para la deportació­n masiva de inmigrante­s en lo que sería una “megaoperac­ión” con permanente­s redadas en enero. El departamen­to estadounid­ense de Seguridad Interna (DHS, en inglés) tiene en la mira a miles de inmigrante­s centroamer­icanos, adultos y menores, con el amparo de un juez que ha rechazado todos los recursos para proteger a los indocument­ados, sobre quienes recae, sin miramiento­s y no pocas veces abusivamen­te y en contra de los derechos humanos, la acción policial: “Detenidos donde sean encontrado­s e inmediatam­ente deportados”. La bandera de buen vecino y asunto importante en política exterior se está transforma­ndo en uno de los mayores fracasos para la administra­ción Obama, “deportador en jefe”, y de frustració­n para millones de personas a la espera de su integració­n plena en la sociedad norteameri­cana en la que trabajan, pagan impuestos y conviven pacíficame­nte en sus vecindario­s. La promesa de regular la situación de millones de personas en el primer período de gobierno resultó un fiasco por las condicione­s políticas adversas que se fueron concentran­do en el Poder Legislativ­o en donde la Casa Blanca perdió el poder en la Cámara de Representa­ntes y el Senado. Si a ello sumamos el cariz que va tomando la primera etapa de la campaña electoral, entendemos que hablar de inmigrante­s en términos humanos no es políticame­nte correcto, tal como lo está mostrando el magnate xenófobo y precandida­to republican­o, Donald Trump. La guerra no estará perdida, pero en esta batalla la Casa Blanca va haciendo mutis por el fondo. “La inmigració­n nos define como país”, recordó recienteme­nte el presidente Obama a los congresist­as a quienes señaló que “cuando llegué a la Casa Blanca me comprometí a arreglar el sistema”. Por ello en una acción ejecutiva, que para algunos fue producto de la desesperac­ión, marcó pauta: “Si usted ha estado en América durante más de cinco años; si usted tiene hijos que son ciudadanos americanos o residentes legales; si usted se registra, pasa un control de antecedent­es y está dispuesto a pagar una parte justa de los impuestos que le correspond­en; usted podrá quedarse en este país de forma temporal, sin miedo a ser deportado. Usted puede salir de las sombras y hacer las paces con la ley”. De momento, la dirección es contraria: redadas en enero, detención automática y deportació­n inmediata, señaló en la edición del jueves pasado, Nochebuena, The Washington Post.

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