élite de presumidos
Una vez se hacen mayores y son elegidos a dedo para ocupar puestos de responsabilidad política, los “mirreyes” continúan con su apetito por el lujo y la ostentación y nada de eso sirve si no lo presumen. Sus sacrificados padres los siguen consintiendo desde sus tronos de corrupción. Un ejemplo es el muy reciente alboroto provocado por Heliodoro Díaz, director regional del Infonavit, el banco público de préstamos para vivienda, quien puso en su Facebook la foto de un flamante Porsche Cayman esta pasada Navidad. Y dirigiéndose a su hijo escribió: “Que bien que Santa Claus te llevó mi regalo mijo. Cuídalo”. Resulta que su hijo, de nombre también Heliodoro, es director jurídico en Liconsa, una agencia pública que se encarga de proveer leche a las comunidades más pobres de México. En cuanto la foto pasó a ser de dominio público, Díaz la borró de su cuenta y se excusó diciendo que era una broma, que jamás compró ese coche. Sin embargo, a los pocos días tuvo que dimitir de su cargo. La integración en los puestos de responsabilidad política de estos déspotas sin formación y con una escala de valores atrofiada es lo que alarma a todos los expertos. En todo el mundo, los hijos de los ricos ostentan, pero en pocos lugares como México tienen a gobierno y policía a sus pies. “La enfermedad está ahí, y creo que vamos a llegar al punto en que debamos construir un nuevo acuerdo social en el país”, consideran expertos.