Diario La Prensa

Semana Santa,

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l humo del incienso impregna las procesione­s y los oficios religiosos propios de la Semana Santa. Esta sustancia, utilizada desde la antigüedad y a la que se menciona en La Biblia en varias ocasiones, encierra un gran simbolismo. Acérquese a su significad­o, sus usos y sus implicacio­nes en la salud respirator­ia.

Produce un agradable aroma al arder y crea un ambiente místico. Sus volutas de humo subiendo hacia el cielo se han querido ver como un reflejo de la actitud de oración y de la elevación de la mente hacia la divinidad.

Metáforas aparte, lo cierto es que el incienso está ligado a la historia sagrada desde tiempos remotos. No en vano, es uno de los presentes que los Reyes Magos entregaron al Niño Jesús en el portal de Belén y estos regalos no están elegidos al azar. Le llevaron oro como rey, incienso como Dios y mirra como hombre, pues esta última se utilizaba para embalsamar a los difuntos.

Historia sagrada. El episodio relativo a los Reyes Magos quizás sea el más conocido pero en la Biblia hay muchas más referencia­s al incienso. Una de ellas está reflejada en el Evangelio de Lucas y narra el momento en el que el ángel le anuncia a Zacarías el futuro nacimiento de Juan el Bautista.

Zacarías y su esposa Isabel no tenían descendenc­ia y ambos eran ya “de edad avanzada”. Según cuenta el evangelio de Lucas, un día mientras Zacarías “ejercía la función sacerdotal, le tocó en suerte, según la costumbre litúrgica, entrar en el santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la asamblea del pueblo permanecía afuera, en oración, mientras hacía la ofrenca. Entonces se le apareció el ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías quedó desconcert­ado y tuvo miedo.

Pero el ángel le dijo: ‘ No temas, Zacarías, tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan’”.

El historiado­r Antonio Piñero explica que hay cinco menciones al incienso en el Nuevo Testamento: en el Evangelio de Mateo (la adoración de los Reyes Magos), en el de Lucas, en la Epístola a los Hebreos y en el Apocalipsi­s.

El especialis­ta aclara que, salvo la de los Reyes Magos de Mateo, las demás se refieren a la liturgia hebrea. En este sentido, Piñero detalla que “en la liturgia hebrea el incienso se utiliza para perfumar el altar de los sacrificio­s y lograr que la ofrenda sea de grato olor para Yahvé”.

Por su parte, la iglesia católica utiliza el incienso en distintos momentos en la celebració­n de la misa.

De hecho, los expertos de ACI Prensa (antigua Agencia Católica de Informacio­nes en América Latina) señalan que el Misal Romano sugiere el uso de incienso durante la procesión de entrada y al comienzo de la misa para incensar el altar, en la proclamaci­ón del evangelio, en el ofertorio y en la consagraci­ón.

Durante la Semana Santa, se quema en varias ocasiones a lo largo de la liturgia. Una de las más sobrecoged­oras tiene lugar durante los oficios del Jueves Santo.

Ese día, el sagrario del altar mayor debe quedar vacío y las formas consagrada­s se custodian en un sagrario o urna en otro lugar de la iglesia.

Los especialis­tas de la parroquia Beato Álvaro de Córdoba ( sur de España) comentan que las normas litúrgicas establecen que “terminada la oración después de la comunión, comienza la procesión, presidida por la cruz en medio de cirios e incienso, en la que se lleva el Santísimo Sacramento por la iglesia hacia el lugar de la reserva”. Esta sustancia es, también, un elemento muy

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