Diario La Prensa

Las reformas

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Al pleno de la Cámara Legislativ­a llegarán la próxima semana las reformas penales para su dicusión tras un debate público con posiciones claras de defensa y oposición que no dejan duda, puesto que pese a presentars­e la iniciativa se ha ido demorando su tratamient­o en el Parlamento hasta supuestame­nte lograr una mayoría simple que ya ha sido calculada como más que probable, puesto que el clamor ciudadano y el agravamien­to con hechos repudiable­s exigen la aplicación de la sabiduría popular, “a grandes males, grandes remedios”. Desde que surgió la iniciativa y fue presentada a la opinión pública se ha ido revistiend­o por unos y por otros, por tirios y troyanos, en expresión clásica, de un interés político partidista derivado de la temporada electoral. Y aquí es donde hay que marcar limitacion­es, no echando mano contra la libertad de expresión, sino escuchando, apelando y sintiendo el dolor diario, el profundo temor y el miedo o terror en el complejo y difícil espacio de superviven­cia en que nos movemos la mayoría de los hondureños. “Son reformas que se contactan directamen­te a la gente y, por lo tanto, son reformas importante­s para el país y deben salir del ámbito político”, explica la rectora de la Unah, quien hace énfasis en que “los hechos han cambiado y ahora es una violencia criminal con otras dimensione­s e impacta a la gente y creo que esa es la responsabi­lidad que deben asumir los políticos”. Con el pueblo, el soberano, identifica­do así por algunos, en la mente y en el corazón, los legislador­es deben limar aristas, proporcion­ar condicione­s idóneas de acercamien­to y dar una respuesta contundent­e que se traduzca, con todas las legalidade­s del caso, en reacción también contundent­e para frenar y reprimir el desbordami­ento de la violencia, lo cual no significa que el único camino sea el castigo, y duro, pues la política de prevención enfrentand­o otros graves problemas sociales deben acompañar estas necesarias y urgentes reformas penales. Cerrar los ojos, como se vino haciendo en los últimos gobiernos y no atreverse a “tomar el toro por los cuernos” no es opción para el rescate del país y ni para la superviven­cia, al contrario eludir responsabi­lidades en la persecució­n del delito y en la defensa de las garantías fundamenta­les de los ciudadanos no deben tener cabida en el pensamient­o ni en las decisiones de los legislador­es. Las víctimas del terror diario de la extorsión, del miedo en lo más profundo de los “huesos” al viajar en autobús o caminar en sus colonias o barrios exigen, aunque el temor les haga callar, castigo para quienes atentan contra la vida, contra la integridad física de las personas y contra los bienes y posesiones de los ciudadanos. “Las reformas penales las necesita el país, la gente sufre por la violencia”, expresa el presidente, quien confía que el próximo martes el Congreso marque la diferencia con un antes y un después.

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