Consultora internacional y asesora de imagen
cambiaba esa pieza en su cabeza. Tenía que encontrar en tres cuerdas una pieza hecha para cuatro”. “Al término del concierto la gente aplaudió de pie por tiempo prolongado. Perlman sonrió, alzó su arco para agradecer y dijo: ‘Algunas veces la tarea del artista es probar cuánta música puede crear con lo que le queda’”. Vaya lección de resiliencia. ¿De dónde surge esa fortaleza y capacidad para salir adelante a pesar de las adversidades? Del corazón. A esto quiero llegar, a invitarte a ver que lejos de ser el órgano sensible, servil, blando y cursi que asociamos con el 14 de febrero, es la bomba más eficiente que existe en el mundo entero, además de un músculo fuerte y poderoso, fuente de la vida misma y un centro que procesa información a velocidades mayores que el cerebro. Permíteme compartir contigo, querido lector, la pasión que ha despertado en mí este órgano que tenemos, literalmente, debajo de las narices y que desde el Siglo XVIII (el llamado Siglo de las Luces, la era de la razón y el conocimiento) hemos arrinconado. Una mina de oro. El corazón es una mina de oro interior, que no hemos explotado porque ni siquiera sabemos que la tenemos. Es tan generoso como el sol, da más energía de la que toma. Es el poder de la vida y de la inteligencia que impregna y subyace al universo entero. Mediante el corazón te conectas con tu espíritu, con tu fuerza interna, con tu verdadera esencia y con una forma más elevada de saber. El corazón tiene en sí la posibilidad de hacernos felices y hacernos vivir en abundancia, además de muy sanos. Su poder es el que yace en el centro mismo del universo. Este órgano tiene una energía que puede regenerar, hacer que distintas partes del cuerpo funcionen mejor, por ejemplo, el cerebro, las hormonas y el sistema inmunológico, ¿lo sabías? La ciencia no se explica qué hace que el corazón comience a latir e inicie la vida. Muchos de los grandes maestros de las tradiciones espirituales alrededor del mundo describen al corazón como fuente de verdadero poder, como la puerta para conectarse con el alma, la creación, el Universo, Dios, el espíritu humano, la sabiduría y la intuición. Me fascina saber que las investigaciones de hoy nos muestran que aquellos maestros estaban en lo correcto. El corazón es el órgano que nos hace resilientes y, como a Perlman, nos permite ser creadores de nuestra vida en lugar de víctimas. Te invito a reconocerlo, a honrarlo y a agradecerle que te encuentras vivo.