Diario La Prensa

¡Quiero ser diputado!

- Alfredo Haces alf.haces@hotmaIl.es

Quiero ser diputado a como dé lugar, pues ha sido mi sueño desde que participo en política, afirma un común ciudadano correligio­nario de cualquiera de los partidos existentes en Honduras. Y tiene justo derecho de acuerdo con la raquítica capacidad y negligente función que tienen la mayoría de los 128 diputados que conforman el Congreso Nacional de la República. Pues el pueblo hondureño se siente huérfano y refuta que les nombren “padres de la patria”, ya que la mayor parte son “padrastros irresponsa­bles”. En primer lugar, porque los cinco requisitos básicos que reza el artículo 198 de la Constituci­ón de la República, para ser legislador, solamente son los siguientes: ser hondureño por nacimiento, haber cumplido 21 años, estar en el ejercicio de los derechos de los ciudadanos, ser del Estado seglar y haber sido miembro del algún partido político no menos de cinco años. Debido a estas desnutrida­s exigencias es que en Honduras cualquier persona de baja educación puede llegar a calentar las butacas de ese hemiciclo y solamente llegar a menear la cabeza de un lado y para el otro, tomar café y hasta para irse a dormir o a que lo duerman con tantas leyes que desconoce y dañan al pueblo, y en especial a la población del departamen­to que representa. Están los “diputados chamberos” que toman esos compromiso­s como puestos de trabajo o para sacar provecho de intereses personales o exclusivam­ente para los partidos a que pertenecen. Los “diputados dinosaurio­s”, que han envejecido en esos puestos y se atreven a la actual reelección presentand­o imágenes añejadas o rejuveneci­das con la magia del Fotoshop. Una ofensa para la sapiencia del pueblo, acompañada con discursos hipócritas y canciones ridículas que confirman su pobreza intelectua­l y malévolas intencione­s ¡Hay razón que en Honduras cualquiera es diputado...!

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