Luis Enrique, el indomable que dijo basta
Su carácter peculiar le ha llevado a tener varios conflictos en el club con jugadores como la estrella argentina Lionel Messi y la prensa
BARCELONA. Con Luis Enrique Martínez, quien ya anunció que deja el Barcelona al final de temporada, el Barcelona se encontró con un hombre de mentalidad de hierro que insufló a un equipo deprimido pese a sus estrellas, su exigencia y carácter para conquistar otra vez títulos. “No seré entrenador del Barcelona la próxima temporada. Es una decisión muy difícil para mí, meditada, muy pensada y creo que tengo que ser fiel y justo a lo que pienso”, dijo Luis Enrique tras ganar al Sporting (6-1) y auparse al liderato de la liga. “El motivo de mi decisión es por la manera que tengo de vivir esta profesión, intensamente y constantemente buscando soluciones. Eso significa pocas horas de descanso. Necesito descansar”, añadió el técnico azulgrana que llegó al club catalán, al que defendió como jugador en la década de los 90, en 2014 y que acaba contrato el próximo 30 de junio. Luis Enrique, quien en sus dos temporadas y media al frente del club azulgrana ha ganado 8 de 10 títulos posibles, recuerda en su manera de decir adiós a Pep Guardiola, quien dejó el club con el argumento de que estaba vacío por la exigencia que supone entrenar a un equipo como el Barça. El carácter indomable y el ver- bo afilado de Luis Enrique (de 46 años) también le ha llevado a tener varios conflictos en el club, con jugadores, como la estrella argentina Lionel Messi, y la prensa. Pero el que fuera ídolo del Camp Nou como jugador también recuperó a un equipo al que muchos daban por muerto tras la marcha de Guardiola y el experimento fallido de Gerardo ‘Tata’ Martino. Logró la liga en su primera temporada y alcanzó la excelencia en la segunda, con un segundo triplete histórico (liga, copa y Champions). En esto, Luis Enrique también siguió la estela de su amigo Guardiola (2008-2012) que también logró el triplete en 2009. Esa temporada, Lucho había sustituido a Pep a los mandos del filial azulgrana, en su primera experiencia como entrenador. Bajo sus órdenes, el Barça B ascendió a la segunda división y Luis Enrique sumó puntos para hacerse cargo un día del primer equipo.
Amado en Barcelona, odiado en Madrid. Contrariamente a Guardiola, catalán y producto de la Masía (el centro de formación del Barcelona), Luis Enrique, nacido en Gijón (norte) es un converso al barcelonismo, después de que fuese jugador del Real Madrid (1991-1996), un periodo del que renegó cuando se convirtió en héroe para los barcelonistas (1996-2004). Ya en su etapa de jugador, este futbolista polivalente (capaz de jugar de lateral, centrocampista o delantero) dio muestras de su fuerte carácter, lo que le llevó a ser odiado por los aficionados madridistas. Internacional en 62 ocasiones con España. Con la Roja logró un título (oro olímpico en Barcelona-1992) y muchas frustraciones, como por ejemplo la eliminación del Mundial de Estados Unidos-1994 contra Italia, en la que la imagen que se recuerda es la de Luis Enrique con la nariz ensangrentada tras recibir un codazo, no castigado, de Mauro Tassotti. Eran los tiempos en los que la selección española aún no conocía los éxitos posteriores. A Luis Enrique, que sigue manteniéndose en forma practicando el triatlón, el bagaje como jugador y su carácter determinado le han servido después en su carrera como entrenador.
De Totti a Messi. Si su paso exitoso por el Celta de Vigo (2013-2014) le favoreció para llegar al Barça, su paso por la Roma (2011-2012) fue más discreto y polémico, después de atreverse a dejar en el banquillo a Francesco Totti, capitán e ídolo de los tifosi. En Barcelona también vivió momentos muy complicados, con su autoridad en entredicho, como en enero de 2015, cuando dejó en el banquillo a Messi en un partido perdido contra la Real Sociedad (1-0). La prensa catalana llegó a publicar que técnico y estrella estaban enfrentados, desencadenando una crisis interna. Pero Luis Enrique tuvo el tacto necesario para amoldarse al argentino, cuyo rendimiento volvió a ser de número uno después. Con este episodio, Luis Enrique demostró todas sus cualidades como gestor de grupos. “El día que vea que mis jugadores no me siguen, lo dejaré todo”, llegó a decir. Finalmente, es el desgaste del puesto el que le ha llevado a dejarlo.
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