Ruta de conversión
Pasado el Miércoles de Ceniza con masiva participación de fieles católicos en las celebraciones eucarísticas y el rito de imposición en la frente del signo penitencial se inició el camino, anual, ruta de cuarenta días hacia la conmemoración del acontecimiento central de la vida del creyente, pues si no hubiera habido resurrección, vana sería nuestra nuestra fe (1 Corintios: 14, 15), enseña el apóstol Pablo a los fieles de Corinto. Son los cuarenta días que separan el Miércoles de Ceniza y la Semana Santa. El papa Francisco en su mensaje, centrado en la parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro, recuerda a los fieles que “la Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte. Y en este tiempo recibimos siempre una fuerte llamada a la conversión: el cristiano está llamado a volver a Dios “de todo corazón” (Jl: 2,12), a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor... Es un tiempo propicio para intensificar la vida del espíritu a través de los medios santos que la Iglesia nos ofrece: el ayuno, la oración y la limosna. En la base de todo está la Palabra de Dios, que en este tiempo se nos invita a escuchar y a meditar con mayor frecuencia”. Las tradiciones de esta temporada están impregnadas en sentimientos religiosos legados de generación en generación, de manera que han ido creando una cultura que ha calado muy hondo en el pueblo católico, no compartida por todos los hondureños, pero sí respetada por otras iglesias y cultos que también con la Palabra, como guía, no solo dan sentido a su existencia, sino que la proyectan más allá de los límites visibles. El Santo Padre reflexiona en su mensaje sobre la narración de la pobreza y la riqueza protagonizada por dos personajes, cada quien con sus actitudes y acciones que se prolongan en la existencia posterior. “La liturgia del Miércoles de Ceniza nos invita a vivir una experiencia semejante a la que el rico ha vivido de manera muy dramática. El sacerdote, mientras impone la ceniza en la cabeza, dice las siguientes palabras: “Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás”. El rico y el pobre, en efecto, mueren, y la parte principal de la parábola se desarrolla en el más allá. Los dos personajes descubren de repente que “sin nada vinimos al mundo, y sin nada nos iremos de él” (1 Tm: 6, 7)”. “Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma es el tiempo propicio para renovarse en el encuentro con Cristo vivo en su Palabra, en los sacramentos y en el prójimo. Que el Espíritu Santo nos guíe a realizar un verdadero camino de conversión para redescubrir el don de la Palabra de Dios, ser purificados del pecado que nos ciega y servir a Cristo, presente en los hermanos necesitados. Animo a todos los fieles a que manifiesten también esta renovación espiritual participando en las campañas de Cuaresma que muchas organizaciones de la Iglesia promueven en distintas partes del mundo para que aumente la cultura del encuentro en la única familia humana”, nos dice el papa Francisco.