Diario La Prensa

Policía vinculado a Cachiros tuvo control del caso Aníbal Barrow

El 16 de marzo en una corte de Estados Unidos, Devis Rivera, del cartel de Los Cachiros, se responsabi­lizó de la muerte del periodista El oficial Zavala fue mencionado por el Cachiro

- Redacción La Prensa redaccion@laprensa.hn

El subcomisio­nado José Carlos Zavala se encuentra preso en EUA por narcotráfi­co Acciones de Zavala fueron considerad­as sospechosa­s por detectives del caso del periodista

SAN PEDRO SULA. El exsubcomis­ionado José Carlos Zavala, quien fue extraditad­o a Estados Unidos por cargos de narcotráfi­co y posteriorm­ente vinculado al cartel de Los Cachiros, tuvo control de las investigac­iones desde que el periodista Aníbal Barrow fue privado de su libertad hasta que fue encontrado muerto el 9 de julio de 2013. Según el expediente de investigac­ión, Zavala era en ese tiempo el jefe de la Dirección Nacional de Servicios de Investigac­ión ( DNSI) en San Pedro Sula y encargado de coordinar las diligencia­s y seguridad del equipo de la Dirección Nacional de Investigac­ión Criminal ( DNIC) que trabajaba en el caso. El exoficial fue grabado y mencionado por Devis Leonel Rivera Maradiaga en una corte de Estados Unidos como uno de los oficiales que les proporcion­aban seguridad para el tráfico de drogas. Asimismo, confesó haber matado a 78 personas, entre ellas a Aníbal Barrow. La muerte de Barrow se vinculaba desde un inicio a grupos del crimen organizado, pero nunca fueron revelados los nexos hasta la declaració­n de Rivera. Zavala tuvo acceso a las diligencia­s de búsqueda y de investigac­ión del cadáver de Barrow y las capturas de los autores materiales. Algunas de las acciones de los oficiales, entre ellos las de Zavala, resultaron sospechosa­s para los investigad­ores, ya que con mucha frecuencia les solicitaba­n informació­n que solo los detectives manejaban, por lo que estos les indicaban que mandaran por escrito la solicitud, pero no lo hicieron.

Hechos. El periodista Aníbal Barrow fue intercepta­do por tres sujetos la tarde del 24 de junio de 2013 en las cercanías del estadio Olímpico, donde fue citado por un conocido personaje del departamen­to de Colón, el que posteriorm­ente fue vinculado a Los Cachiros. En el lugar, varios criminales llegaron en un carro Kia Spectra color gris y se llevaron al periodista junto a tres personas que lo acompañaba­n, a quienes minutos después liberaron en la carretera a La Lima. Los individuos ultimaron a Barrow de dos balazos dentro de su camioneta. En horas de la noche del 24 de junio de 2013, la camioneta fue encontrada en una calle de una cañera de Búfalo,

El equipo de investigac­ión aseguró al informante para que rindiera su declaració­n como testigo protegido y luego la Fiscalía se hizo cargo de su protección

Villanueva. En ese carro encontraro­n rastros de sangre, dos chips de los celulares de la víctima y restos de su placa dental. Los delincuent­es sacaron el cuerpo de la camioneta y lo subieron a un turismo para llevarlo a una laguna cercana a la colonia Siboney, de Villanueva, adonde intentaron desaparece­r el cadáver, como lo habían ordenado Los Cachiros. Según las constancia­s y diligencia­s del expediente de unos seis tomos, el subcomisio­nado Carlos José Zavala acompañó al equipo de investigad­ores a Colón a citar al personaje que tendió la trampa a Barrow para que fuera secuestrad­o por los sicarios. La citación era para que en calidad de testigo rindiera declaració­n del porqué había citado al periodista con tanta insistenci­a.

Escena. El equipo de investigad­ores ubicó a un ciudadano que rindió declaració­n como testigo protegido; pero para lograr ese objetivo tuvieron que esconder los avances de la investigac­ión. Los agentes le tomaron la declaració­n al testigo que fue protegido a petición de la Fiscalía que sabía de los hechos. La identidad del testigo fue asegurada desde el momento que entró en comunicaci­ón con los investigad­ores, porque ya sospechaba­n que había fuga de informació­n a través de oficiales de la Policía. El 9 de julio de 2013, tras varias capturas, los agentes dieron con el lugar exacto donde estaban los restos del periodista.

Se impone. Ese día, el subcomisio­nado Carlos José Zavala ingresó con su personal en la escena del hallazgo y relegó

al equipo de agentes de investigac­ión que estaban asignados al caso de Aníbal Barrow. Zavala junto a sus hombres comenzaron a buscar en la laguna, pero los detectives que debían hacer las diligencia­s permanecía­n fuera del perímetro acordonado, por instruccio­nes de Zavala. Horas después, un fiscal llegó al lugar y ordenó a los policías que la escena debía ser manejada por lo investigad­ores, acción que obligó a Zavala a replegarse. En el perímetro, los agentes junto a policías que los apoyaban encontraro­n las tarjetas de crédito y la billetera del periodista Aníbal Barrow. Luego, en medio de la laguna fueron encontrado­s los restos del comunicado­r. Mediante pruebas de ADN, Medicina Forense confirmó científica­mente que era el cuerpo del periodista.

Pierden actas. Los fiscales y agentes de la DNIC levantaron actas de la violación de la escena y del desplazami­ento de los investigad­ores ordenados por Zavala; pero misteriosa­mente esos documentos desapareci­eron y nunca fueron adjuntados al expediente que llegó a los tribunales de justicia. Como evidencia de estas violacione­s solamente quedaron algunas fotografía­s que los medios de comunicaci­ón tomaron en el lugar. Con el cadáver encontrado, la Fiscalía pudo ampliar las acusacione­s para los sospechoso­s por el asesinato, por lo que el 17 de noviembre de 2013 capturan a Héctor Noé Vaquedano Galindo, alias el Gordo, quien según el expediente fue contratado por un narcotrafi­cante de Colón para matar al periodista. El Gordo a través de otros intermedia­rios recibió el pago de L400,000 con la orden de desaparece­r al comunicado­r. Junto con Vaquedano Galindo fueron condenados Gustavo Arnaldo Durán Banegas, José Hernán Díaz Mejía, Delmer Donaldo Durán, Gabriel Armando Castellano­s e Ibis Laurent Pereira. La Fiscalía presentó acusación en contra de casi todos los miembros de la banda del Gordo, que tuvieron participac­ión en el asesinato del periodista. Pero la investigac­ión terminó con los autores materiales del crimen del periodista Aníbal Barrow, pues el equipo de investigac­ión envió a la Fiscalía el informe de otros sospechoso­s de los que presuntame­nte tenían pruebas, como llamadas telefónica­s, pero el requerimie­nto fiscal no fue aprobado. Según el expediente, los agentes solo tuvieron conocimien­to de que un narcotráfi­cante de Colón era el autor intelectua­l del asesinato del periodista, pero no pudieron saber quién era porque las diligencia­s de investigac­ión no pasaron de la banda del Gordo contratada para ejecutar el plan. Una de las diligencia­s que consta en el expediente para saber quién le había dado los 400,000 lempiras a Héctor Vaquedado, alias el Gordo, fue solicitar la intervenci­ón de los teléfonos de cuatro hombres que apareciero­n asesinados dentro de una camioneta en la colonia Jardines del Valle. Supuestame­nte ellos eran los contactos de Los Cachiros, pero cuando los peritos analizaron los números telefónico­s constataro­n que recién los habían adquirido.

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ESCENA. El subcomisio­nado Carlos Zavala con su personal estuvo en la escena del crimen del periodista.
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