Alcoholismo, el camino hacia la prostitución
Algunas toman en solitario utilizando bebidas a su alcance A veces ni el marido se da cuenta que ella es alcohólica
RELATOS. En un solar baldío del barrio Me dina de San Pedro Sula, un a mujery un hombre duermen plácidamente la borrachera a plena luz del día. De repente los despierta una música alegre proveniente de un negocio cercano y enseguida se ponen a bailar allí mismo en medio de la maleza. Ella es una mujer joven, de una belleza maltratada por el alcohol, y un tanto descui- dada en su vestimenta. Tras que termina la melodía la dama sale del solar, cruza la calle y se dirige a una pulpería cercana donde compra dos cigarrillos. Regresa al predio, entrega uno de los tabacos a su compañero que yace tirado todavía, se acuesta junto a él y ambos se ponen a fumar y luego a seguir tomando. Como si estuvieran en su habitación, al rato, el hombre comienza a acariciar los pechos de la mujer y a quitarle las prendas para terminar “haciéndole el amor”. Estas escenas protagonizadas por “pachangueros” son comunes en este barrio, comentó una persona que estuvo observando la pareja a menos de media cuadra. La figura de la mujer se está haciendo cada vez más común no solo entre los grupos de alcohólicos callejeros, sino en todos los estratos sociales. Una de las causas para que haya crecido el alcoholismo femenino es porque ahora hay más oportunidades de trabajo para las mujeres. De esto resulta que se vuelven más libres y solventes para poder visitar lugares donde la diversión gira alrededor del alcohol.
La doctora del Centro de Atención Integral (CAI), Eva Espinal, manifestó que en este centro el 35 por ciento de los pacientes son del sexo femenino y el porcentaje tiende a aumentar. Muchas de las mujeres comienzan bebiendo encerradas en sus casas por temor a las críticas, a diferencia del hombre que erróneamente relaciona el alcohol con la hombría o el machismo. Como el alcoholismo es progresivo, poco a poco estas mujeres van perdiendo la pena y aceptan invitaciones a tomar por parte de sus amistades hasta que ya no les importa tanto que las miren con unas copas de más. Wendy MM es una mujer de 39 años que comenzó tomando a los 17 por invitaciones de su propio padre que le daba todo lo que ella quería, hasta que llegó a convertirse en una tomadora consuetudinaria. Su madre vivía en la colonia Rivera Hernández y su padre en otro lugar que ella no precisó. “Cuando llegaba a visitarlo me daba traguitos y me invitaba a centros nocturnos, casinos, chiviadas y otros lugares que él frecuentaba”, refirió. Manifestó que cuando regresaba para la casa de su madre, pasaba por una licorera del barrio Medina, comprando botellas de ron, para seguir tomando en la Rivera. Estando en esa colonia salía a tomar con unos amigos a los que ella llamaba mandilones entre los que se encontraba uno que se convirtió en el padre de su primer hijo. Cuando su padre murió a consecuencia de la violencia, Wendy ya estaba bien metida en el alcoholismo, tanto que hasta le daba cerveza en el pepe al niño para que se durmiera y la dejara tomar tranquila. Los años corrían mientras ella pasaba de cerveza a aguardiante y viceversa. Tuvo otras dos niñas, pero siguió siendo madre soltera. Recuerda que cuando sentía
deseos de beber agarraba a los tres hijos y se iba a la calle de donde regresaba a veces por la madrugada. “Los que más sufrían eran los abuelos de las niñas porque no se acostaban hasta que yo regresaba”, recordó. De haber seguido en aquella vida, Wendy MM talvez ya no existiera o se hubiese entregado a la prostitución callejera, como sucede con otras mujeres que llegan a acostarse con cualquiera por un trago. Sin embargo, hace siete años encontró su tabla de salvación en Alcohólicos Anónimos. Cuando estas mujeres alcohólicas todavía conservan parte de su juventud y su belleza se venden por dinero, pero llega el momento en que se entregan a cualquiera por un trago, porque su autoestima está por el suelo, dijo Mariano, un conocedor de la filosofía de A A. Sin embargo, no siempre la mujer alcohólica salea prostituirse ala calle. Hay casos en que puede suministrarse su bebida en la comodidad de su casa y cuenta con el apoyo de sufamilia. Indicó que la enfermedad es la misma en los hombres y en las mujeres, pero el comportamiento sociales distinto .“Una mujer puede aguantar a un marido alcohólico toda la vida, pero el hombre no permite que su mujer sea una borracha”. El consumo de alcohol se da por igual entre ricos y pobres, profesionales y analfabetos, mujeres y hombres, dijo la doctora Eva Espinal, quien ha trabajado por veinte años en la recuperación de enfermos alcohólicos. No hay diferencias sociales, mientras unas mujeres duermen en una acera de los barrios bajos, otras lo estarán haciendo en una habitación con aire acondicionado. Muchas se hacen alcohólicas porque el marido las induce para que lo acompañen en sus parrandas. Cuando llegan a tocar fondo, el hogar se convierte en un infierno.
Cifra Casi 90,000 personas que mueren por consumo de alcohol cada año, más de la mitad (50,000), mueren por lesiones.
Estilo de ebrias Una alcohólica en recuperación recordó cuando abría las pachas de guaro, dándole golpes con el codo en el tapón.