Cuentas claras
Cuentas claras, amistades largas; es el sabio dicho popular para un sano estado de cuentas tanto en el ámbito individual y empresarial como en la administración pública, donde más habitualmente lo de la claridad no es nota dominante por lo complejo de las situaciones, por la debilidad en el campo de la ética y por las muchas presiones internas y externas a las que están expuestos los funcionarios no siempre protegidos con la coraza de la honestidad. En la edición del miércoles de LA PRENSA el presidente del Tribunal Superior de Cuentas señalaba que en 32 municipalidades las auditorías revelaban fallas con responsabilidad administrativa, civil y, en algunos casos, penales. Nada extraño, pues quien llega a presidir el gobierno local o se rodea de personas trabajadoras, de confianza y honestas o le juegan la vuelta, a no ser que no sea necesario porque la vuelta la da el alcalde. Trabajo para los encargados de averiguar las “cuentas”. En los últimos días la Municipalidad sampedrana ha iniciado un serio proceso para depurar las finanzas y presentar cuentas claras, estados contables auditados, de manera que aumente y se consolide un alto nivel de confianza en los estados financieros. El lastre, por décadas, de déficit, deudas y negociaciones de las mismas sin poder abandonar el círculo, cada vez más asfixiante, comienza a ser eliminado con estudio, revisión y depuración en las finanzas, “sin borrón ni cuenta nueva”, de manera que se contabilicen los activos reales, los impuestos por pagar exigibles y quede constancia, tan fácilmente hoy con la tecnología, de quienes se hicieron los “locos”, aunque como cuerdos tratan de obtener solvencias y permisos para nuevas actividades en el ámbito municipal. La depuración ya se hizo, explica el alcalde Armando Calidonio, pero se necesita la autorización del Congreso que en la administración pasada presentó recomendaciones, 12 puntos, 10 cumplidos, uno pendiente de aprobación por el Legislativo y otro en proceso, las casetas de peaje, a cumplir esta año. “Esas medidas se cumplieron no porque las pidieron, sino porque eran cosas normales de hacer para ordenar las finanzas”. Cosas tan elementales para una sana administración como “reducción de gastos”, metas mensuales y medición permanente; modernización del catastro; auxiliarse de la tecnología para los cobros y facilitar los pagos sin desviar la atención de la gestión del recurso humano, motivación, escala salarial, capacitación se hallan en la programación que puede proyectar la luz necesaria en las políticas, decisiones y acciones municipales, pues cuando las cuentas son claras, las amistades van para rato, de lo contrario, las experiencias cercanas son libro abierto.