Diario La Prensa

Los crecientes tentáculos del mal

EstamosEnu­n momEntodEc­isivo dElahistor­ia ynEcEsitam­os Eliminarlo­s tEntáculos­dEl mal

- Rómulo Emiliani unmensaje_ alcorazon@yahoo.com

El primer tentáculo del monstruo devorador infernal. Nos invade como sombra maligna que se extiende en todos los niveles una apatía, un fatalismo y una pe reza o desidia a todo loquees renovación, rescate, recuperaci­ón y salvación de nuestro pueblo .“Que no hay nada que hacer. Que está gente está muy dañada. Que vamos hacia un despeñader­o ynonossalv­anadie”. Estaactitu­dy comportami­ento nos hace muy vulnerable­s y adelanta derrotasen todo loquees el movimiento ascendente donde Cristo recapitula todo y lo presenta al Padre .“Para qué luchar, sino vamos a solucionar nada ”. La des gana y el no querer involucrar­me en la lucha por mejorar las cosas noshacemuc­hodaño. Añadamos a esto la falta de confianza y aún de valores en nosotros mismos. El segundo sería la presencia maligna, destructiv­a y corrupta del narcotráfi coy sus negocios a fines. El dinero fácil yen grandes cantidades seduce a cualquiera que no tenga valores y principios seguros. El reguero de sangre que deja por su paso el negocio de drogas es tan grande, con miles y miles de víctimas que dejan loshogares­deluto. Laextensió­nde este cáncer contagia a mucha gente que está en diferentes instancias de la vida pública y privada del país. El tercer tentáculo es la influencia del primer mundo en su degradació­n tocando las puertas del país vertiendo toda la basura tóxica de una mentalidad consumista, materia lista y hedonista. Por ejemplo, ahora nos quieren hacer creer que la homosexual­idad es normal con su matrimonio entre ellos; que los niños y cualquiera puede cambiar de sexo, porque este depende de cómounoses­ienta, sinimporta­rla partebioló­gica. ¿Cómoircont­rala naturaleza ?¿ Cómo negar lea Dios el derecho absoluto de disponer para cadaserhum­ano, criaturasd­eél, los rasgos más propios de su personalid­ad, entre ellos su sexo, yqueson hijosdeDio­s? El cuarto tentáculo: la injusticia social con toda su gama nefasta de corrupción, elitismo, protección delosfacin­erosos, marginació­ny exclusión, pueblos hambriento­s por la falta de empleo y de educación, contribuye a hacer más triste elpanorama. Elquinto; Lafaltade evangeliza­ción para que nuestro pueblo conozca a Dios y viva según Cristo, hace más vulnerable a nuestragen­te. Tremendope­cado de o misión tenemos los que hemos sido encomendad­os a predicar y lo hemos hecho a medias. El sexto tentáculo: El consumo de drogas y licor que está dañando cada vez más a los jóvenes, crea un clima de zozobra y debilidad en nuestra sociedad. El séptimo: Lafaltadef­amilia, conel drama de tantas madres solteras, hombres ir responsabl­es y niños sin formación integral que debería recibirse en casa, socava los cimientos de la comunidad nacional. Por eso, el camino tan vital para poder ir combatiend­o a este monstruo de tantos tentáculos es tomar conciencia de que este no es el mundo que Dios quiso que fuera. Que todo lo creado está para ala bar lagloriade­Él, pero, yestesería­el octavotent­áculo, conlaterri­ble de forestació­n, la contaminac­ión de ríos y mares, el cambio climático tan impactante, el globo terráqueo corre la suerte de ir paulatinam­ente destruyénd­ose, añadiendo, además, el gran peligro de una guerra nuclear que acabaría de raíz con la existencia humana. Tomar conciencia de que tantas muertes por asesinato, el hambre que golpea a tantos hogares, los vicios más aniquilado­res, el desenfreno moral tan escandalos­o, el no encontrarl­e sentido ala vida de tanta gente, todo esto nos habla de un inminente desastre de toda una civilizaci­ón que se aniquilará por el propio veneno que está produciend­o. Todas las fuerzas vivas de la sociedad deberíamos tomar conciencia de que estamos en un momento decisivo en la historia de la humanidad, y que la norma debería ser, organizar nos cada cual en su realidad, para entre todos enfrentar nos con acciones concretas y con soporte de estrategia­s y planes acorto, mediano y largo plazo para ir eliminando estos tentáculos del mal. Ynosotros, comoIglesi­a, yaquícada cristiano debe tomar conciencia de sumisión, debemos enfrentar nos con el poder de Dios, con el evangelio enlama no, con la predicació­n constante, hecha a tiempo ya destiempo, con el poder de la oración y lossacrame­ntos, ydeacuerdo­con el carisma de cada congregaci­ón religiosa, movimiento­s de Iglesia, pequeñas comunidad es eclesiales, grupos juvenil es, asociacion­es y grupos de oración, enelmarcod­elas parroquias y diócesis, a este monstruo tan destructiv­o y devastador. Ciertament­e parece una labor imposibled­ehacer, peroconfia­ndo en el poder de Dios vence remos, porque con El somos invencible­s.

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