Diario La Prensa

Los jubilados

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Aqu ello del diente al labio lo saben hacer muy bien los políticos, y mejor en temporadas especiales como la campaña proselitis­ta, que es cuando arrecian las acciones, iniciativa­s y promesas como las lluvias de Harvey oIrma. Las consecuenc­ias, para después o, como también señal a la sabiduría popular ,“en el camino se arreglan las cargas ”, aunque entre nosotros eso de arreglarse está por verse, con lo que el sendero será cada vez más difícil y más costoso para el caminan te, hasta que, solamente, en vísperas del colapso se eche mano de paliativos, no de soluciones, porque ya estar de. Hacemos esta reflexión, por lo que se le viene al Instituto Hon dure ño de Seguridad Social, en cirugía aún por el saqueo, con la in corporació­n de miles de jubilados, cuyo derecho ala salud absurda mente es cercenado cuando más lo necesitan. Basta realizar un sondeo entre los maestros jóvenes o adultos activos para conocer, como en la mayoría de los derecho habientes, que rara vez, por accidente y algunos pocos con cuello por picar día, acuden a consulta, a atención en el hospital o reciben in capacidad, por ello resultaba el absurdo delos absurdos que al llegar ala edad de los achaques, normales por el desgaste del organismo, se les cerrase laspuertas. En la solución de esta injusticia, ala que contribuye­n el sistema de previsión magisteria­l y los mismos jubilados con recursos ya identifica­dos en la decisión parlamenta­ria, debe unirse el Estado, pues el traslado del sistema público al privado de los jubilados, como es el Seguro sostenido con las cuotas, supone un alivio en el sistema público de salud y una carga bien pesada para elIHSS,puesd es de el primer día de la vigencia del decreto la consulta externa para la remisión con el especialis­ta, la farmacia, laboratori­os que habrán de recibir a los que llegan para ir actualizan­do expediente, urgencia, quirófanos, cuidados intensivos, camas y personal no podrán atender el incremento en la demanda de servicio y el remedio; sino se actúa con visión puede resultar peor que laenfermed­ad. Pensemos en positivo, pero exijamos actividad diligente a los ejecutivos del Seguro para que las previsione­s garanticen que el sistema no solo va a funcionar como ahora, sino mejor, aunque sea mayor la responsabi­lidad para hacer frente ala demanda de servicio con los miles de nuevos derecho habientes. Las subrogac iones han funcionado para un solo lado para el subrogado y el subrogan te. Los pacientes, casi sin abrirla puerta del consultori­o, eran enviado sal ámbito privado. Si hay escasez de medicament­os, si la estructura física no aumenta ni recibe mantenimie­nto, si el personal cesado no es sustituido, si los pacientes han de adquirir material para cirugía ,¿ qué sucederá con la incorporac­ión de los jubilados? Más de lo mismo, pero peor porque la decisión llegó por decreto y no por visión y convicción dela necesidad de los jubilado sala atención médica y hospital aria.

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