Cuando ponen el extra son invencibles

No existía en la ciudad un ambiente de triunfo antes del partido contra México el martes. Los más optimistas creían que podíamos sacar un empate. Quién podría imaginar que al poderoso Estados Unidos lo dejaría afuera del Mundial por primera vez en 30 años la selección de Trinidad, que llevaba ocho derrotas y apenas un triunfo en nueve encuentros. Cuando caminaba hacia nuestro set de transmisión en el estadio Olímpico me saludaron desde la puerta del camerino de la selección hondureña algunos jugadores y cuerpo técnico. Noté mucha alegría y optimismo entre ellos; incluso, Jorge Luis Pinto se acercó sonriente a preguntarme sobre mis planes para mejorar la salud del pueblo hondureño para 2018 y recordó otra entrevista que le hice hace algunos meses. No había nervios, tampoco tensión, a diferencia de los estresantes partidos anteriores. Nuestra experiencia nos decía que los mexicanos se sentían incómodos en San Pedro Sula y por lo tanto había que atacarlos y hacerles sentir la condición de locales, no solo en el aspecto climático, que no era tan hostil, como a las 3:00 pm, sino además con la actitud mental que fue lo que hizo falta en el partido eliminatorio que perdimos ante ellos 0-2 en 2015. Se notó la predisposición positiva de los once futbolistas catrachos que entraron al campo al no permitirles libertades a los aztecas y de luchar cada pelota como si fuera la última del juego. Por supuesto, que la mejor calidad técnica del rival terminó por imponerse en la posesión del balón, pero no en las oportunidades de gol, las cuales fueron muchas más para la Bicolor. Los jugadores mexicanos sintieron que tenían en frente a un rival concentrado, que puso en el campo ese esfuerzo adicional que en la vida permite destacar por encima de la mayoría. El técnico de ellos, Juan Carlos Osorio, llevaba 15 partidos eliminatorios sin perder, y con el triunfo hubiera roto todos los récords de puntaje de la historia de las hexagonales. Estaban frente a un rival que estaba poniendo algo más que capacidad, y en la vida los que hacemos eso nos volvemos invencibles.