Registra la historia de Honduras en una colección de tarjetas postales
“Podría forrar mi casa con las piezas que tengo de Honduras y Centroamérica”, dice La correspondencia de tarjetas ha desaparecido con la tecnología
San Pedro Sula. Entre la extensa colección de tarjetas postales que Yuri Vladimir Montes cuida como un tesoro, está una que salió de Amapala en 1920, dio la vuelta al mundo y regresó a Honduras por su medio. La tarjeta, presentando una imagen de la catedral de Tegucigalpa, fue puesta en el correo de Yoro por un tal S. Cervantes con destino a la capital. De aquí fue remitida a Amapala, que por aquel tiempo era el principal punto de partida de la correspondencia internacional. Según los matasellos que presenta en su reverso, la postal llegó a Valparaíso, Chile, de donde fue enviada a Río de Janeiro que supuestamente era su destino final. Sin embargo, Montes la adquirió recientemente en Serbia, antigua República de Yugoslavia, a través del internet. “¿Cómo llegó hasta allá?, no lo sé”, comentó el coleccionista. Explicó que muchas de sus tarjetas postales dejaron de circular hace muchos años, pero luego fueron llevadas a diferentes países como recuerdos en manos de sus destinatarios o de familiares de estos. Es posible que este haya sido el caso de la postal que logró jalar desde Serbia. Montes no solo se dedica a coleccionar las tarjetas postales sino a interpretar toda la información que estas pueden aportar para escribir la historia de Honduras. Por ejemplo, una postal emi- tida en 1920 registra un accidente de trenes sucedido en Jutiapa, Atlántida, y otras tantas demuestran cómo era San Pedro Sula a principios del siglo pasado. “Solo con postales de trenes puedo escribir el capítulo de un libro, y otro capítulo con las postales de San Pedro Sula”, expresa el coleccionista mientras despliega parte de las tarjetas sobre una mesa. “Estas son solo algunas de Honduras, en una caja tengo las de Centroamérica y
El coleccionista es un
Panamá”, manifiesta. Montes comenzó coleccionando sellos postales en su niñez, pero viendo que había estampillas muy costosas por ser escasas, se decidió por recopilar tarjetas postales que circularon el siglo pasado cuando estaba en apogeo este tipo de correspondencia ilustrada. Algunas las adquiere en subastas internacionales a través de la internet y otras en países que suele visitar en sus vacaciones. “No colecciono postales nuevas, sino las que ya circularon a través del correo porque son las que tienen más valor”, especificó. Cada postal tiene un valor de acuerdo al país de origen o por el tipo de ilustración que presenta. El coleccionista comentó que un colega suyo, originario de Australia, pagó 2,000 dólares en una subasta por una tarjeta postal que presentaba una pelea de gallos que tuvo lugar en San Pedro Sula en 1908. Resulta que aquel hombre coleccionaba tarjetas con ilustraciones de apuestas en los palenques, y la de San Pedro Sula era la única que no tenía. Montes tiene piezas valiosas por haber sido remitidas desde un vagón del ferrocarril nacional que funcionaba como oficina postal en el apogeo de las bananeras.
ingeniero químico que trabaja como ejecutivo en una empresa textil. Para él cada una de las piezas tiene un valor histórico.