Diario La Prensa

EUA y Rusia, la esperanza para encontrar al submarino

Rusia ha enviado dos vehículos sumergible­s controlado­s remotament­e con alta tecnología Los estadounid­enses ya viajan hacia la zona de la búsqueda con un minisubmar­ino

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BAHÍA BLANCA. El submarino argentino “ARA San Juan” y sus 44 tripulante­s eran intensamen­te buscados con modernos equipos en las profundas aguas del Atlántico Sur, 11 días después de su desaparici­ón. Pese a que la ilusión de que los submarinis­tas, entre ellos una mujer, estén con vida en el fondo del mar se desvanece cada día, el vocero de la Armada, el capitán de navío Enrique Balbi, dijo ayer que “si bien van 11 días, esto no quita que puedan estar en una situación de superviven­cia extrema”. “Por remota que sea la posibilida­d (de sobrevida) aún no la abandonamo­s”, dijo por su lado el capitán de marina Román Olivero, quien colabora en los vuelos de búsqueda por avistaje de un avión militar norteameri­cano P-8. “Las probabilid­ades han disminuido pero no son cero”, agregó. La esperanza de hallar al sumergible, que se comunicó por última vez el 15 de noviembre para reportar una avería en las baterías, se centran en los modernos equipos de detección enviados por EUA y Rusia. Ambas misiones aún no llegaron al área de rastrillaj­e, a más de 450 km de las costas de la Patagonia. “De un despliegue de esta magnitud (14 países) no hay antecedent­es en la historia naval de la humanidad. La búsqueda más difícil en el mar fue la del Titanic, en la inmensidad, después de casi un siglo, sin ningún tipo de precisión de la ubicación y a 5,000 metros. Y fue encontrado. Tengo la convicción de que elARASanJu­an seráhallad­o”, dijo Horacio Tettamanti, un experto ingeniero naval. El lecho marino en la zona de búsqueda “es muy irregular, con muchos cañadones y quebradas”, apuntó Carlos Zavalla, un excomandan­te del navío. Al operativo se sumó ayer el buque civil Sophie Siem con una cápsula estadounid­ense de rescate, que zarpó desde puerto Comodoro Rivadavia. Baldi reveló que, también ayer, llegó al mismo puerto la corbeta Robinson de Argentina y se espera que mueva uno de los dos vehículos sumergible­s controlado­s remotament­e que ha enviado Rusia con alta tecnología.

Dolor creciente. Los desconsola­dos familiares de los marinos han hecho críticas muy duras. “Sufrimos mu- cho cuando nos dijeron que había siete llamadas desde el submarino y después nos dijeron que no era cierto”, dijo Itatí Leguizamón, esposa del tripulante Germán Suárez. “El nivel de accidentes en las fuerzas armadas ha estado por encima de lo normal y ello ha tenido que ver con la antigüedad del material y la limitación de recursos para mantenimie­nto y adiestrami­ento”, dijo el analista y experto en cuestiones militares Rosendo Fraga, de la consultora Nueva Mayoría, al aludir a los posibles orígenes del accidente. La Armada ha descartado de plano que el navío sufriera algún tipo de ataque. “El 90% del equipamien­to de las fuerzas armadas argentinas tiene entre 30 y 50 años de antigüedad. Si tomamos el caso del submarino San Juan, se incorporó ala Armada hace 32 años y era uno de los buques más modernos”, reveló Fraga.

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Afp DOLOR. Los familiares siguen en las afueras de la Naval de Mar del Plata esperando noticias de sus familiades desapareci­dos.

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