Diario La Prensa

Los magos del fakes news

- Jorge Ramos Avalos OpiniOn@laprensa. hn

Donald Trump miente muchísimo. Pero casi seis décadas viviendo en México y cubriendo América Latina como periodista me han preparado muy bien para dudar de casi todo lo que dice el presidente de Estados Unidos. Hay mentiras muy obvias. Cuando Trump dijo que los inmigrante­s mexicanos eran “violadores” o que su ceremonia de toma de posesión fue la más grande en la historia, bastaba ver las estadístic­as y un par de fotos para darnos cuenta que eso no era cierto. El problema es que Trump miente más de cinco veces diarias, en promedio. Un recuento del diario TheWashing­ton Post concluyó que Trump mintió o hizo afirmacion­es engañosas en 1,628 ocasiones durante sus primeros 298 días de gobierno. Pero por alguna extraña razón esto no me escandaliz­a. Me fogueé en Latinoamér­ica y estoy acostumbra­do a políticos que mienten regularmen­te. Yo conocí a los magos del fake news antes que Trump se apareciera. Hugo Chávez era un gran mentiroso. Recuerdo cuando el candidato Hugo Chávez me aseguró en 1998 que si llegaba a la presidenci­a entregaría el poder en cinco años o menos y que no nacionaliz­aría empresas privadas ni los medios de difusión. El dictador se murió luego de 14 años en el poder, censuró a todos los canales y estableció las bases para el actual desastre económico que vive Venezuela. Cuando le pregunté al candidato Chávez sobre Cuba, me dijo: “Sí, es una dictadura”. Pero una vez que llegó a la presidenci­a, Chávez nunca lo volvió a repetir. Al contrario, buscó la orientació­n de Fidel Castro. Fidel Castro también fue un gran mentiroso. Bajo la excusa de la soberanía y la defensa de la revolución, impuso un sistema con él como único líder. Esa democracia a la cubana lo dejó en el poder durante 52 años (desde 1959 hasta el 2011). Y luego, groseramen­te, le transfirió el poder a su hermano, Raúl, por dedazo. Los políticos mexicanos perfeccion­aron el arte del dedazo. Desde 1929 hasta el 2000 el presidente en turno escogía a su sucesor. Pero lo asombroso era todo el teatro que se inventaban para tratar de hacernos creer que el pueblo los había elegido. Hay muchos ejemplos. Pero recuerdo particular­mente la fraudulent­a elección de 1988 en que Carlos Salinas de Gortari “ganó” 1,762 casillas con 100% del voto. Es decir, ese día en esos lugares de votación nadie pensó distinto y todos -¡todos!votaron por él. Esa es una mentira preciosa, por cínica e improbable. Para enterrar el fraude de 1988, y con ayuda de otros partidos políticos, se quemaron todos los votos para que nadie, nunca, los pudiera contar. En conclusión: el Partido Revolucion­ario Institucio­nal (PRI) mintió por siete décadas para atornillar­se en el poder y segurament­e volverá a mentir en el 2018. Si lo dejan… Políticos de México, Cuba y Venezuela me han enseñado que, de entrada, no se les puede creer. Siempre hay que dudar de la versión oficial. La duda debe venir inmediatam­ente después del saludo. Pero mi escuela es muy extensa. En América Latina he entrevista­do a políticos que dicen que no son millonario­s y que luego les aparecen lujosas casas y cuentas en el extranjero. He escuchado a candidatos decir que no van a reelegirse y luego cambian la constituci­ón. Gracias a tantos años de recorrido por América Latina ya no me sorprenden las mentiras de Trump. Es un tipo como tantos otros que he conocido. La diferencia es que con las redes sociales sus mentiras se vuelven virales. Pero estamos bien entrenados. Fidel, Chávez, Salinas de Gortari, Pinochet y compañía son los verdaderos magos del fake news. Ellos son los maestros.

“trump, mentiroso comomuchos otros, perolas redessocia­les hacenviral­essus mentiras”

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