VIVIR SIN AMOR ES NO VIVIR
Un mensaje a mi gente amada. A mi madre maravillosa, a mi compañera fiel, mi máquina de respirar, a mis hijas tan bellas y buenas, a mis hijos, mis príncipes, a mis nietos y nietas, a mis hermanos y hermanas; los esperaré, los buscaré en el universo inmenso y, los encontraré. El niño de dos años –cuyo protagonismo nos presenta el fino arte de amar– se negó a ingerir sus alimentos y al agravarse, fue conducido ante el médico de la familia, quien luego de examinarlo, le entregó una galleta, entonando una alegre canción infantil; mientras el niño devoraba la fina galleta. El niño, lo que necesita es más amor y estrategia a la hora de comer, todo padre y madre debe saber cantar y bailar con los niños. Los padres, muy importantes en el trabajo, cambiaron el trato al infante y, la vida de la joven pareja y el niño se tornó en felicidad, sin importar que el niño naciera con los días contados y atención médica constante, un mal irreversible. En lo que llevo de vida y atender en buena amistad a mis amados hijos y nietos, puedo asegurar que el elemento vital para los niños, es el bendito amor. Sin ello no viven esos seres tan especiales que nos alegran la vida y representan un milagro de amor para todas las familias del mundo. Una vida maravillosa de incomparable amor, fue volcada sobre aquel ser muy inteligente a quien le agradaba sobremanera la música. El buen amigo médico, recomendó comprarle una guitarra, al notar su interés por la música rítmica. Aquello fue todo un acierto que deleitó sobremanera a nuestro protagonista, quien al ir creciendo se convirtió en una atracción para la familia que llegaba a admirar el arte flamenco en su fina guitarra española. Toda una revelación celebrada en el colegio, en los medios y en una disquera que invitó al adolescente a una prueba de grabación que fue todo un éxito. “Los amaré eternamente queridos padre y madre, mis bellos amigos a quienes encargo mi guitarra”. MAX BALARIN