Más que cifras en educación
No basta con publicar cifras bajas en la tasa de analfabetismo o que se han cumplido a cabalidad los doscientos días de clases, la educación en Honduras debe ser una de las mayores prioridades del Estado. El atraso de un país y las malas decisiones políticas en gran parte se deben al pobre o bajo nivel educativo de los pueblos. No es suficiente cumplir con la calendarización y proyecciones para que los organismos internacionales vean números que reflejan que estamos mejorando, cuando en realidad solo empeoramos con sistemas de evaluación acomodados a reflejar cifras y no resultados cualitativos. Se ha llegado al extremo de estructurar el método de calificación en una triste formula 80/20, en la cual la mayoría son puntos acumulativos en tareas que los alumnos copian y pegan de las fuentes de información de la web, mientras los exámenes de conocimientos suman la ridícula puntuación de 20 por ciento. Por ende aunque el alumno repruebe en cuanto al aprendizaje, los acumulativos lo salvan y aprueba la asignatura, como si el propósito real solo fuera pasar el curso, no educarse y crecer en conocimientos que amplíen la visión del educando. Alguien dijo que somos un modelo educativo parecido o similar al de Finlandia, donde es requisito que los maestros de educación primaria ya hayan culminado sus estudios universitarios, la educación es obligatoria y el niño recibe alimentación y transporte por parte del Estado. Necesitamos revaluar el viejo modelo educativo, implementando cambios que nos impulsen a transformar la vida de los hondureños, cuyos conocimientos les den el poder de decisión, alcanzando así nuestro desarrollo.