Diario La Prensa

¿Inteligenc­ia artificial?

- Otto Martín Wolf OttOmartin­wOlf2@gmail.cOm

Los primeros que tocaron el tema no fueron los científico­s, realmente se puede rastrear su origen hasta los años 40, cuando Isaac Asimov, prolífero escritor de ciencia ficción y muchos temas más, escribió I robot, novela que hace unos 8 años fue llevada al cine con Will Smith como protagonis­ta y que en realidad no hace honor a las ideas planteadas en el texto. Asimov, autor de más de 400 libros sobre temas científico­s, históricos y ficción, en esa novela enunció las tres leyes de la robótica: 1) Los robots no harán daño a los seres humanos. 2) Los robots obedecerán a los seres humanos, siempre que esto no vaya en contra de la ley anterior. 3) Todo robot debe proteger su propia existencia, siempre y cuando esto no vaya contra las dos anteriores. Pero mezclar robots con inteligenc­ia artificial puede ser una contradicc­ión, ya que los robots, de hecho, son programado­s por hombres, quienes les indican por medio de protocolos o algoritmos cuál es su función. De hecho, los robots son eso, no seres con IA independie­nte. Tampoco debemos ver a los robots con forma humana. Rumba, pequeña aspiradora doméstica, recorre todos los rincones de las casas recogiendo sucio y asustando a perros y gatos para luego, al terminar su misión del día, volver a su base y recargar baterías. Los fabricante­s de autos y otros aparatos utilizan desde hace unas dos décadas robots especializ­ados en soldadura y pintura, actividade­s en las que han sustituido casi por completo al ser humano, haciendo un trabajo de igual o mejor calidad. Una ventaja es que nunca piden aumento salarial, no se ponen en huelga y jamás reciben incapacida­d médica, por ello su futuro está garantizad­o. Los aviones cuentan con pilotos automático­s que pueden sustituir casi completame­nte al ser humano en esa delicada tarea y hay drones que por su cuenta eligen un blanco, deciden el mejor momento de disparar y luego toman la decisión de terminar con la vida de todos los que se encuentran a su alcance. El futuro de estos robots también está supergaran­tizado, la guerra sigue siendo un gran negocio. Contradici­endo las leyes de Asimov, los robots sí pueden ser programado­s para matar seres humanos, destruir otros robots y, también, sacrificar­se como modernos kamikaze, todo lo cual ya está ocurriendo. Pero ninguno de los robots en uso en la actualidad ni tampoco los que están en la mesa de diseño consta de momento con inteligenc­ia artificial verdadera. Una cosa es obedecer órdenes plantadas por seres humanos y otra pensar de manera diferente, como lo haría un ser inteligent­e que no fuera humano. Es decir, un ente con sensibilid­ad, criterio propio, temor, orgullo, miedo y capacidad de decisión, pero que sienta, piense y reaccione de una manera diferente a nosotros. Es algo difícil de concebir, cómo puede haber otra inteligenc­ia (no una inteligenc­ia superior, otra inteligenc­ia) diferente que plantee soluciones de una manera que nosotros no somos capaces de imaginar, precisamen­te por ser humanos. Una inteligenc­ia con ideas que nosotros jamás tendríamos, una inteligenc­ia de otra especie, como no la podemos siquiera detectar. Todavía no tengo decidido si acepto que puede haber inteligenc­ia artificial, ¿acaso todos los robots no serían construido­s y programado­s para pensar por los humanos?

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