Más que exigir, cumplir
En Honduras las cosas no funcionan bien como sociedad, somos un país con características particulares a otros, pero funcionamos como todos. Dentro del Estado existe pueblo, este a su vez forma una sociedad que está constituida por todos los ciudadanos. Intercambiamos bienes y servicios y practicamos la economía, pero ¿realmente actuamos y lo hacemos responsablemente? En nuestro país todo funcionaría bien si no fuera por pequeños factores que alteran el curso de las cosas, todos damos, pedimos, exigimos pero algunos no cumplimos. Estos pequeños factores inciden en el comportamiento de los individuos, el cual nos hace proceder como absolutos sin pensar en las consecuencias de nuestra actitud. No es descabellado pensar en por qué nosotros los hondureños actuamos de una forma determinada, pues la falta de educación y valores, como el respeto, la obediencia, el orden y otras cualidades que hacen más civilizados a los pueblos, nos tienen en un atraso. Es momento de que analicemos y recapacitemos cuál es nuestro rol, qué estamos haciendo, qué aportamos a nuestra sociedad, a nuestro pueblo, a nuestro país, como individuos. Es momento de reflexionar porque exigir a nuestras autoridades que respeten nuestro Estado de derecho, nuestra Constitución y nuestras garantías si nosotros mismos no respetamos normas que salvaguardan nuestra integridad y seguridad. ¿Por qué nos cuesta tanto respetar una señal de tránsito, hacer fila, usar casco, ser honesto y practicar cortesía? Debemos ser respetuosos de las leyes para ser respetados y así exigir respeto, de tal modo que nosotros como individuos vayamos cambiando nuestra actitud y demos los mejor a nuestro pueblo, pues así lo espera la patria.