Reviven la pasión con latigazos reales
Nueva generación de actores y actrices participan en el viacrucis en Trinidad, Santa Bárbara
TRINIDAD, SANTA BÁRBARA. Camino al Gólgota, Jesús, azotado salvajemente y ridiculizado por los soldados romanos, se desplomó con la cruz una y otra vez. Ni María, su madre, ni María Magdalena evitaron el sufrimiento de El Nazareno. Repentinamente, un hombre que dijo llamarse Simón y ser de Cirene, empujado por el dolor ajeno, corrió el riesgo mortal. Se aproximó a los soldados romanos y se ofreció, en medio de comentarios burlescos, a cargar la cruz de Jesús hasta llegar al Calvario. Entre la muchedumbre había niños, mujeres jóvenes y ancianas, al igual hombres de todas las edades. Algunos se mostraron absortos al ver a un solado romano, identificado como Malco, cómo le asestaba los latigazos a El Mesías. Otros no evitaron frenar las lágrimas que se escapaban de los ojos. Los habitantes de este municipio de Santa Bárbara testificaron una vez más la pasión y muerte en la cruz de El Nazareno a través de los llamados “cuadros vivos” interpretados por actores locales, católicos y no católicos. Minutos después de las nueve de la mañana, luego de vestirse con la indumentaria de la época en la Plaza Jerusalén, los actores tomaron sus puestos en la calle principal y comenzaron el viacrucis, que consta de 14 estaciones, hasta llegar a una pequeña colina que aquí le llaman el Gólgota porque en este lugar instalan tres cruces: la de Jesús y los ladrones Gestas y Dimas. Por cuarta vez consecutiva, Carlos Humberto Salinas Pérez (de 25 años) encarnó ayer el personaje de Jesús, es decir, él cargó el madero, recibió los latigazos, cayó al suelo y finalmente lo crucificaron. Los golpes recibidos “son reales”, pero “de las cuatro veces que he participado, esta vez estuve relajado, recibí unas tres fuertes”, dijo Salinas Pé-
rez en una entrevista posterior al viacrucis. El año pasado, el soldado Malco, quien se encarga de golpear de manera inmisericorde a Jesús, usó esta vez un látigo de esponja para no causarle daño físico al actor. “El látigo del año pasado era brutal. Dolía mucho. Esta vez lo cambiamos. Esto es teatro. No queremos sacar sangre, solo queremos dar a conocer la vida de Jesús”, dijo Salinas Pérez. Mientras la pasión de Cristo transcurría por las calles céntricas, miembros de la Iglesia Católica, en cada estación, se pronunciaban contra el consumismo, la injusticia social y la depredación de los recursos naturales. Alejandra Paredes, quien desempeñó el papel de María, al igual que Salinas Pérez, participó ayer por cuarta vez consecutiva en esta tradición que es observada cada vez más por religiosos y no religiosos que llegan desde diferentes partes de la costa norte. “Yo tengo 17 años, soy católica, amo a la Virgen María, amo a Dios y me gusta participar siempre en los cuadros vivos”, dijo Paredes al ser entrevista por LA PRENSA. Paredes, estudiante de Informática, memorizó du- rante un mes el guion que le entregó al director artístico Delmer López. Durante el viacrucis, María intentó socorrer a Jesús e interceder ante los saldados romanos que le llamaron “mujer loca”; al igual, Verónica irrumpió entre los escudos y lanzas para enjugar con un lienzo el sudor y la sangre del rostro de El Nazareno. Minutos antes de las 12:00 m, frente a la multitud que caminó más de diez cuadras, los soldados romanos procedieron a ejecutar la crucifixión de los tres condenados. Mientras estaban en la cruz, uno de los ladrones le dijo a El Mesías “acuérdate de mí cuando estés en el paraíso” y Jesús respondió: “En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso”, como lo indica el libro de Lucas (23:42-43). Cumpliendo con lo establecido en el libro de Juan (19:2342), después de hacer burla y escarnio, los soldados crucificaron a Jesús y tomaron su escasa vestimenta y las jugaron a los dados. José Adalberto Tábora Vás- quez, quien interpretó el papel de Malco, al finalizar el proceso le dijo a LA PRENSA que “esta es una tradición que hay que conservar para dar fe de la pasión de Jesús”. “Lo que hacemos no lo hacemos para alcanzar una salvación, lo hacemos porque el teatro es una forma de expresar cómo vive el mundo y buscamos decirle a la gente cómo asesinaron a Jesús. Esto es revivir cómo Jesús fue crucificado en El Golgota”, dijo. Tábora Vásquez, originario de San Pedro Sula y radicado en ese municipio, tuvo entre sus espectadores a su esposa e hijo, quien, según él, podría continuar con la tradición. López, productor artístico de los cuadros vivos, explicó que los participantes “se saben los papeles, están siempre activos en los grupos de teatro y tuvieron la oportunidad de prepararse durante un mes”. “Nosotros crecimos bajo los signos de gente que hace más de 60 años comenzó esto. A nivel de la expresión teatral popular es esta la que nos ha permitido tener más acercamiento con el arte escénico con diferentes organizaciones”, dijo. López exhortó a los jóvenes a participar en el año 2019 en la pasión de Cristo para mantener la tradición.