Pascua de Resurrección
El amor vence al odio, la paz a la violencia, el perdón sana heridas y acerca a los alejados, la verdad desenmascara la corrupción y nos hace libres y la vida triunfa sobre la muerte, síntesis de valores cristianos que durante la Cuaresma y estos días de la Semana Santa más profundamente ha vivido la feligresía en las celebraciones eucarísticas, en las procesiones con escenografías de los acontecimientos históricos, base de las creencias de millones de personas en el mundo. Por muchos que sean los fallos, por dolorosas las equivocaciones, siempre habrá una puerta abierta, fe, esperanza y amor. Las celebración religiosa de la Vigilia Pascual es el glorioso epílogo del camino cristiano en el que no pocas veces los mismos creyentes se enredan y confunden hasta que en su interior escuchan la pregunta, “¿por qué buscan entre los muertos al que está vivo?”. Se olvidan de las palabras de Pablo de Tarso, “si Cristo no hubiera resucitado vana sería nuestra fe, inútil nuestra esperanza...”. Por eso la gran celebración del año que refleja en su liturgia la tradición primigenia, es la Vigilia de Pascua de Resurrección, fe de los creyentes. En su mensaje de Cuaresma el papa Francisco hace alusión al fuego y a la luz que se bendicen en la liturgia. “Que la luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y de nuestro espíritu”. En la misma línea, el cardenal Oscar Andrés Rodríguez hace referencia al fuego, a la luz, a la fe y la entrega personal ante las mútiples dificultades de la vida: “Algunos dicen ya no puedo más, que no nos sorprenda el dolor y las dificultades de la vida, son camino de salvación; que no nos robe el ánimo la vejez, la enfermedad, las desgracias naturales, las guerras; tenemos que caminar a pesar del mal que nos rodea. Por encima del mal y el pecado está el amor de Dios en Cristo Jesús”. Es la conjunción del quehacer diario, sabor terrenal, con la dimensión al más allá y aspiraciones a lo sobrenatural como inmensa tarea de transformación individual en el espacio comunitario donde nos hallamos todos, el yo que escapa y el tú que se proyecta para disponer del nosotros, convivencia creativa en pro de una vida mejor aquí y ahora con pilares en la verdad, libertad, justicia y amor en los que se refleje el compromiso para la transformación de estructuras, la consecución del entendimiento y el asentamiento de la solidaridad que dé paso al triunfo de la vida sobre la muerte. Feliz Pascua de Resurrección y que la esperanza de una vida mejor se fortalezca en todos los hondureños.