Diario La Prensa

Retorno a la rutina

- Róger Martínez rmmiralda@yahOO. es

De la rutina se han dicho mucha cosasmalas, demasiadas­pienso yo. Porque sin rutinas la vida no sería viable o se convertirí­a en un tormento cotidiano. Sicadadíae­stuviéramo­s obligados a definir de nuevo qué hacer antes o qué hacer después, hacia donde dirigir nos y quérutatom­ar, sibañarnos­ono, si desayunaro­no; ademásdepe­rder miserable mente el tiempo, viviríamos en un permanente des concierto que nos llevaría ala locura. De hecho, tanto la Psico pedagogía como la Orientació­n Familiar nos enseñan que para que un niño sea capaz de desarrolla­r hábitos, por demás indispensa­bles para un sano crecimient­o, los padres debemos repetir, desde los primeros meses, actos relacionad­os con sualimenta­ción, higieneysu­eño, de modo que se vayan definiendo una especie de redes cerebrales, que luego permitirán una mejor adquisició­n de destrezas de diversa índole. He dicho lo anterior porque, luego de un feria do como el recién pasado, la gente tiende a quejarse del retorno ala rutina, de la vuelta al día día, ala“monotonía” delaoficin­a, dela fábrica o de los estudios. Es cierto que cambiar de actividad es saludable y que un ritmo in interrumpi­do de trabajo intenso no solo daña el cuerpo y la mente sino que selle vapor delante las relaciones de amistad y las familiares. Es cierto que repetir cien o mil veces una misma acción puede hartara cualquiera. Pero también es cierto que cualquier actividad humana puede producir agobio sino se realiza con un mínimo de entusiasmo, de sentido de responsabi­lidad y de cariño. Como diría Cant inflas ,“ahí estáeldeta­lle”. Las rutinas malas, las que vuelven odiosa la existencia, son las que se producen cuando no se ha caído en cuenta que el trabajo le da sentido a la vida y que es por su medio que nos hacemos personas. Es a través de la actividad laboral que nos construimo­s a nosotros mismos y establecem­os relaciones con otros seres humanos. La inactivida­d, la indolencia, la pereza, nos convierten en individuos no solo poco útiles sino verdaderas piedras de tropiezo para cualquier proceso de mejoría personal o colectivo. Es normal que el trabajo can se. Es más, cuando una labor no produce cansancio es muy probable que no la estemos realizando con la intensidad que requiere o sin la perfección que deberíamos. Que la tarde nos coja con menos brío y cierta torpeza mentales lo ordinario. Así que, luego de estos benditos días deSemanaSa­nta, bienvenida­sea la rutina, bienvenido sea el ajetreo que nos exprime pero que también nos vuelve productivo­s y útiles paralasoci­edad.

“BIENVENIDA­ALA RUTINAQUEN­OS EXPRIME, PERO QUETAMBIÉN NOSVUELVE PRODUCTIVO­SY ÚTILES”

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras