El estrés posvacacional
no se han hecho estudios que determinen su frecuencia y alcance, esta condición suele ser constante, aunque todo depende de los distintos tipos de personalidad de cada individuo y de la capacidad de adaptarse a cambios emocionales. En general, este estrés, no es muy intenso para la mayoría de personas, que pueden ver con preocupación o incluso con ilusión, la vuelta a su actividad, sostiene Cano. Pero, para otras personas, el cambio de hábitos suele exigir un esfuerzo para volver a horarios habituales o mantener la atención centrada en las tareas.
“El volver a enfrentarse con responsabilidades u obligaciones puede suponer un aumento de ansiedad ante la posibilidad de hacerlo mal, de fallar, de obtener un resultado negativo”, agrega Cano Vindel.
Comenzar el trabajo poco a poco y, de ser posible, arrancar por lo más grato. Incluya una buena dieta en su día.
Use el tiempo de comer como momento de descanso y ruptura con las actividades profesionales.
Duerma lo suficiente (ocho horas) y deje el trabajo en la oficina.
La práctica moderada de algún deporte o ejercicio físico ayuda a la relajación.
Organice el tiempo y sus actividades. Sepa priorizar qué hacer. No analice continuamente los problemas o las alternativas, ya que esto produce ansiedad.
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cambiar alguna conducta, especialmente si el hábito consiste en ir a la nevera antes de ir a dormir. Podría ser útil dejar de comer una hora antes cada semana hasta reducir su intervalo de alimentación a ese límite de entre 8 y 12 horas.
que se necesita un tiempo para
restricciones en usted mismo, intente eliminar cualquier refrigerio después de la cena, o coma las últimas calorías del día en un momento que no sea después de que hayan pasado entre 8 y 12 horas desde el desayuno.
hacer la prueba de la alimentación con