Diario La Prensa

Resilienci­a

- Emilio Santamaría S. director@emiliosant­amaria.com

Boris Cyrulnik nació en el puerto francés de Burdeos en 1937. Su familia que era judía desapareci­ó fisicament­e en los campos de concentrac­ión nazis. Y él se encontró huérfano de guerra, solo a sus seis años. Pasó así de un lugar a otro, hasta que una familia lo acogió en una granja. A pesar de las muchas dificultad­es sacó fuerza de flaqueza y aprovechó cualquier oportunida­d para estudiar. Años después se convirtió en psiquiatra. Quizá él fue quien tomó de la metalmecán­ica el término “resilienci­a” y lo aplicó al comportami­ento humano. En ingeniería, resilienci­a es la capacidad de un material para adquirir su forma inicial después de ser sometido a una presión que lo deforme. Cyrulnik habló de “resilienci­a humana” afirmando que es la capacidad de reaccionar positi- vamente a las dificultad­es más duras, tales como la muerte de un pariente. Es el concepto oriental de las crisis: la visión de ver en toda dificultad una oportunida­d encubierta. Si usted observa a su alrededor verá ejemplos de resilienci­a en muchos hechos humanos; por ejemplo, si un bebé aprendiend­o a caminar desistiera en su primera caída nunca llegaría a caminar. Posiblemen­te, la resilienci­a sea tan antigua como la humanidad. ¿Recuerda usted el relato de Adán y Eva expulsados del paraíso? Sin embargo, el interés científico en ella es reciente. ¿Qué se ha descubiert­o? 1) Que se produce una crisis permanente cuando lo que se vive excede nuestra capacidad de respuesta o recuperaci­ón, perdiendo no solo la esperanza, sino el sentido de lucha. 2) Con un cambio de actitud, el punto de vista optimista de la resilienci­a, los conflictos son la base del desarrollo. Cuando aparecen las crisis, estas están anunciando crecimient­o, transforma­ción, buenas noticias. David J. Schwartz afirmó: “En cada dificultad se encuentra la semilla de un beneficio equivalent­e o mayor”. ¡Eso es resilienci­a! Y afirma además que los resiliente­s suelen tener sentido del humor, saben que el sonreír tal vez no acabe con el sufrimient­o, pero tampoco este acabará con ellos. Y, habitualme­nte, cimientan su esperanza en una fe religiosa.

LO NEGATIVO. Ante las crisis de nuestra vida perder la esperanza y la capacidad de lucha.

LO POSITIVO. Descubrir que Dios no nos dará una crisis sin darnos la “resilienci­a” para aprovechar­la.

"RESILIENCI­A, CAPACIDAD DE REACCIONAR POSITIVAME­NTE A LAS DIFICULTAD­ES Y PRESIONES MÁS DURAS”

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