CARTA SALA DIRECCIÓN
¡Basta ya!
El sueldo promedio que los hondureños actualmente reciben anda alrededor de los cuatro mil, y en algunos casos llega a los L8,500, que es lo que normalmente se conoce como el salario mínimo; sin embargo, el costo de vida en Honduras en comparación con los hermanos países de Centroamérica y de toda Latinoamérica es el más elevado, ya que no ajusta ni para cubrir los gastos necesarios de alimentación, mucho menos salud o educación. El alza a los combustibles es como de costumbre una película, pues sucede casi semanal y los hondureños tienen que mensualmente sobrevivir a como dé lugar con su mísero salario. ¿Pero ganando 60 mil lempiras un diputado en Honduras se queja de que no es suficiente para poder subsistir? Me parece ridículo que alguien diga semejante barbaridad, es más, me tomó un par de días poder asimilar cuánta bobería destilaba cada una de sus bocas al decir que salieron del calor de sus hogares para “trabajar por el bienestar de su pueblo”, pero me pregunto yo: si así fuera que se preocupan por el pueblo, que les cedió sus votos confiando en ellos de que las cosas podían cambiar, ¿por qué no legislan leyes, crean mociones y buscan cómo aumentarle el bajo salario a sus compatriotas en vez de beneficiarse del poder?, ¿por qué no lo hacen? Nos queda claro que, mientras sigamos peleando por las redes sociales y no en las calles, seguiremos siendo los simples títeres de los mercaderes que están allá arriba haciéndose ricos y empobreciendo más a la noble nación que los vio nacer. De qué sirve que apantallen que no recibirán el nuevo incremento si no se unen a la mayoría para derrocar esa fuerza negativa que tan desbaratados nos tiene. Si no se toman medidas, si el pueblo no alza su voz y no sale a las calles a defender su propia vida, su propio trabajo, sus derechos, seguirán entonces sumidos en el llanto y la oscuridad y la luz cada vez más se alejará.