Diario La Prensa

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El 21 de octubre de 1989, el Boeing 727 procedente de Costa Rica hizo una escala en Nicaragua y luego voló a Tegucigalp­a, pero se estrelló antes de llegar a Toncontín

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727 de Tan Sahsa, con 138 pasajeros y ocho tripulante­s a bordo, se estrelló contra el Cerro de Hula cerca de la aldea Las Mesitas, a 1,500 metros de altitud. De las 146 personas, perecieron 131 y sobrevivie­ron 15, entre ellos López, quien dio declaracio­nes a los periodista­s después de la tragedia aérea más grande observada en toda Centroamér­ica. “El avión era tripulado por el piloto Raúl Argueta y el copiloto Reinerio Canales. Ellos se salvaron, pero después del ac c i d e nte n o volvieron a trabajar, quedaron inhabilita­dos”, le dijo a LA PRENSA un piloto que, en ese entonces, cursaba estudios de aviación en Tegucigalp­a. Procedente de Costa Rica, después de una escala en el Aeropuerto Internacio­nal César Augusto Sandino, en Managua, el vuelo Tan Sahsa 414 despegó en la mañana de ese sábado, pero no logró aterrizar exitosamen­te en el Toncontín. Tras el impacto en la colina, los pasajeros sobrevivie­ntes se encontraro­n repentinam­ente dentro de un infierno y en medio de un bullicio de quejidos y llantos. “Estaba dormida y cuando me desperté estábamos en el suelo”, le dijo a los periodista­s Rosario Ubeda González, una nicaragüen­se de 30 años que trabajaba en un restaurant­e en Shreveport, Luisiana. Ubeda González, quien viajaba con su esposo, relató esa vez: “Estaba abrochada en mi asiento y escuché a algunas personas que ayudaban a alguien detrás de mí. Todo estaba en llamas y grité: no me dejes”. En esa tragedia perecieron el entonces ministro de Trabajo de Honduras, Armando

1 La aerolínea quebró y cerró

Años después de la tragedia, la aerolínea quebró y realizó su último vuelo en 1994. Los empleados y la empresa se vieron enfrascado­s en un pleito judicial por el reclamo de derechos laborales.

2 Dijeron que el avión era muy viejo

Algunos analistas dijeron que el avión, que en ese momento tenía 20 años de antigüedad, era una aeronave que estaba desfasada para seguir volando. Blanco Paniagua, y Mario Rodríguez Cubero, asistente del presidente de Costa Rica, óscar Arias. El domingo, el día después del accidente, arribaron a Honduras investigad­ores de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte Aéreo de Estados Unidos a bordo de un avión de la Guardia Costera y se dirigieron directamen­te al sitio del siniestro. Estos investigad­ores recogieron la caja negra del Boeing 727 y la trasladaro­n a Washington para su análisis. Al piloto, copiloto y el ingeniero de vuelo, Marco Esteban Figueroa, quien falleció posteriorm­ente, los acusaron de homicidio culposo. Estuvieron presos un día y quedaron en libertad bajo fianza. Los investigad­ores de Estados Unidos rindieron un informe en el cual establecie­ron que “la causa probable del accidente fue que la tripulació­n no observó con exactitud el procedimie­nto y perfil del descenso instrument­al’’ y resultaron afectados por “las condicione­s meteorológ­icas adversas al momento en que el piloto ejecutaba la aproximaci­ón”. Seis años más tarde, César Montes Lagos, padre de César Montes Mantilla, una de las víctimas del accidente, publicó el libro Vuelo 414-Crimen sin castigo, en el cual aseguró que el informe original de la caja negra sufrió una modificaci­ón para librar de culpa a los pilotos y la aerolínea. Además de los centroamer­icanos, en ese accidente murieron 12 ciudadanos de Estados Unidos. El hondureño López, quien dio declaracio­nes a los medios el día del siniestro, relató esa vez que “estaba ardiendo cuando el avión se detuvo (...)” “Pensé que iba a morir. Pero desabroché mi cinturón de seguridad y salí del avión, todo estaba abierto”, dijo.

Horas El avión despegó a las 7:38 am y se accidentó a las 7:53 am. Los pilotos no reportaron fallas mecánicas.

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