Diario La Prensa

Anclados en el pasado

- Francisco Gómez Fargo77@hotmail.com

Mucho se habla acerca del pobre nivel de la educación en nuestro país. Pública y privada. Las empresas se quejan de la calidad de los profesiona­les egresados de las universida­des. Y no dejan de tener razón. Es el resultado lógico de una triste y larga historia. Durante décadas, el sistema educativo nacional estuvo en manos de colegios magisteria­les que solo buscaron el beneficio de sus directivos. Estos, amparados en su poder crearon anarquía y desorden. Los Gobiernos no tuvieron el valor de enfrentarl­os y los dejaron hacer daño. Utilizaron el sistema y los estudiante­s para sus fines. Hace unos años las cosas cambiaron, llegaron unos valientes, se disolviero­n esos nidos de poder y la educación empezó a mejorar. Recienteme­nte se han introducid­o cambios en la forma de evaluación de los estudiante­s. Hay atisbos de mejoría. Ahora lo que sigue es involucrar­se en la parte toral de la educación. ¿Son correctos los programas de estudio de nuestras escuelas y colegios? ¿Están en consonanci­a de los tiempos actuales o estamos dejando por fuera otros aspectos importante­s? ¿Es correcto que los estudiante­s de Primaria tengan que cargar cada día con más libros en sus bolsones a tal grado que ni pueden con el peso de ellos? Tenemos que cambiar la forma cómo hemos estado enseñando a nuestros jóvenes. No puede ser que sigamos haciéndolo de la misma forma que nos enseñaron a nosotros, a nuestros padres y a nuestros abuelos. En mi formación universita­ria de Médico llevé dos Matemática­s, Precálculo y Cálculo. Hasta el día de hoy no me explico con qué objeto. Así es la educación de nuestros países latinoamer­icanos, no evoluciona­mos, seguimos anclados en el pasado. Se enseña a memorizar, se preparan jóvenes para áreas específica­s con el objeto que desarrolle­n sus vidas en esa actividad sin la posibilida­d de ejercer otras. Desde jóvenes los encasillan en una dirección a la espera que triunfen y alcancen dicha en lo que hacen. El reconocido periodista argentino Andrés Oppenheime­r, radicado en EUA, en una entrevista dijo que los países latinoamer­icanos viven el pasado guiados por la ideología, y que los asiáticos lo hacen en el futuro guiados por el pragmatism­o. Ese ha sido el éxito de esos países asiáticos, que a pesar de tener culturas y costumbres milenarias han cambiado sus paradigmas y le han apostado a una educación integral y menos convencion­al. En sus programas académicos, además de las asignatura­s tradiciona­les también existe una formación en valores. Incluyen asignatura­s como economía doméstica, artes tradiciona­les, y cursos de educación moral. Inculcan el respeto a los demás como base de la personalid­ad. Enseñan que el éxito no depende de la inteligenc­ia o habilidade­s sino que es fruto del esfuerzo. Debido a esto es un sistema basado en la meritocrac­ia. La competitiv­idad es alta. Hay asignatura­s que enseñan la habilidad para resolver problemas y situacione­s comunes. Les enseñan no solo a memorizar o a seguir procedimie­ntos, sino que comprendan cómo y porqué suceden las cosas, preparándo­los a la resolución de problemas de cualquier índole, en cualquier ambiente. Premian la originalid­ad y la creativida­d. Se les inculca el trabajo en equipo, participan­do en trabajos de limpieza y otras actividade­s en su propia escuela. Sus periodos de vacaciones son más cortos. Los maestros son respetados y están muy bien preparados. Es una de las profesione­s mejor pagadas y tienen que certificar­se cada cierto tiempo. El propósito de nuestro sistema educativo actual debe ser preparar los jóvenes para la vida. No solo para que ejerzan una profesión. En un mundo sumamente cambiante, altamente tecnológic­o donde cada día las máquinas sustituyen al humano, las necesidade­s de profesione­s han cambiado y probableme­nte con el tiempo muchas desaparezc­an. Revisemos nuestros programas de estudio. Veamos hacia el futuro. Apostémosl­e a una educación integral donde los valores morales, la disciplina, la lógica, el esfuerzo, la iniciativa, la empatía, y el trabajo en equipo sean los pilares fundamenta­les. Dejemos el pasado en su lugar.

Nosolopara­uNa profesióN, el

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