Sequía agrava crisis de tolupanes al perder cultivos
“Las siembras se secaron, tenemos hambre”, relatan líderes indígenas de la Montaña de la Flor que alertan de una inminente hambruna
MONTAÑA DE LA FLOR. Comen una vez al día y en los meses de junio, julio y agosto escasean los víveres para las tribus tolupanes. No hay alimentos, no hay ingresos que les permitan comprar el arroz, los frijoles y el maíz para su sustento. Pero este año, su situación se agravó más porque el veranillo secó la siembra de primera y además cerró la puerta para que las mujeres indígenas se ganen unos centavos desgranando maíz. Esto preocupa a los líderes de las 31 tribus de la etnia tolupán de la Montaña de La Flor que ya anuncian una inminente hambruna. “El cultivo se secó. Tenemos hambre. Este año fue duro hasta conseguir la semilla y el maíz se pudrió. Si no hay maíz será un desastre para nuestros pueblos. Escuchamos que el Gobierno ayuda, pero aquí no llegan. Es difícil lo que nos es- pera”, dijo Gertrudis Bustillo, presidente de la tribu de San Juan. Y es que la plantación de maíz se echó a perder, en algunas parcelas de las comunidades de San Juan, La Ceiba y Lavanderos, las plantas crecieron entre 50 y 60 centímetros, no alcanza ron los dos metros yen otros las plantas se cayeron por la falta de lluvias. Los tolupanes que tienen cerca el sembradío de sus casas aseguran que si les va bien, lo más que ajustará será para una medida de maíz y que con eso deberán hacer milagros. “Es tremenda la situación, el verano afectó y de alguna manera deberemos ayudarnos. Aquí estamos a la mano de Dios”, dijo Ángel Rivera, de la comunidad de Montenegro.
La realidad. LA PRENSA recorrió varias aldeas indígenas en la Montaña de La Flor y en la visita se constató cómo la falta de alimentos está cal ando a los indígenas. En las viviendas encienden el fuego en la hornilla, pero lo único que calientan es el agua. Los niños se arriman a sus madres en espera de un bocado, pero no hay qué darles, las mamás aseguran que los están enseñando a aguantar. “No hay para la comida, no se logra conseguir para comprarle sarro cito. A veces nos va bien si vendemos las canastas que hacemos y con eso compramos para darles de comer ese día; perosinosevende, nosecome y ellos tienen que aprender a qué hay días que se comerá y otros no ”, relató Don a tila Martín ez,m adrede cuatro niños. Como medida ante la crisis alimentaria, la Iglesia evangélica está paliando un poco el hambre y atiende a los niños de cinco a 16 años. Para ellos hay una opción: ir a la cabaña. En este lugar, los indígenas de San Juan mandan a sus niños. Allí
les sirven un tiempo de comida de lunes a viernes, esto da un respiro alas familias, al menos una vez al día, tienen algo que comer. “Están dando de comer a unos 80 niños de lunes a viernes. A veces les dan arroz y frijoles, otras simplemente arroz cocido, pero comen, y eso es bueno”, relató Justina Pérez, madre soltera de la tribu de San Juan. A las 11:00 am, en la Cabaña, los pequeños se chupaban los dedos con el arroz sancochado que les ofrecieron el día que llegamos ala comunidad. Era el manjar que no desaprovecha- ron, fue lo único que ese día recibieron. Pero a los líderes, les preocupan los niños que no van al kínder ni a la escuela, ellos no corren la misma suerte de estos pequeños y es donde se la tienen que ingeniar para darles algo que los sustente. “Aquí se sobrevive como se puede, son días difíciles y con la sequía no hay esperanzas de que en septiembre la situación mejore. Pero Dios non osabandona ”, dijo Catalina Martínez, una de las indígenas tolupanes.
Efectos colaterales. Sin duda, la precariedad alimentaria está minando la salud de los niños. El médico del centro de salud en San Juan le preocupa que en una semana el reporte de la muerte de dos niños menores de cinco años dispare las alertas sobre la incidencia que están teniendo las infecciones respiratorias. En esta unidad asistencial se atiende a vecinos de La Lima, El Aguacate, El Espino, Laguna Seca, San Juan, Las Brisas, Tamagasapa, Peña Blanca, Buenos Aires, Cedritos, Montenegro, Hierba Buena y Mariposa, quienes recorren de tres a cuatro horas a pie para recibir atención. “El difícil acceso de los po- bladores impide que lleguen rápido con los niños graves para recibir atención médica, y esta semana eso nos generó el reporte de dos muertes de niños por neumonía. Aquí no hay transporte, son condiciones difíciles las que enfrentan”, dijo Miguel Salinas, médico de la unidad de salud. Hace dos años se abrió otro centro en La Ceiba. Aquí dan atención a otra tribu que está a unos ocho kilómetros de San Juan. Esos dos centros asistenciales atienden a las cinco tribus que están en Orica, Francisco Morazán.
"las infEccionEs rEspiratorias y dEsnutrición afEctan a los mEnorEs” "hay días quE sE comE y otros no, pEro uno aprEndE a aguantarsE, no quEda dE otra” "El cultivo sE sEcó. tEnEmos hambrE. si no hay maíz sErá un dEsastrE para todos”