La universidad es un sueño para tolupanes
Los alumnos logran el bachillerato en humanidades, pero no hay dinero para ir a la universidad. El 46.6% de los jóvenes apoya la economía de las familias y trabajan
MONTAÑA DE LA FLOR. Carencias de infraestructura, de personal docente y material didáctico parece ser la constante que están enfrentando los centros educativos de la etnia tolupán. Aquí la voluntad de los docentes y padres de familia es la que abre paso para que sus alumnos e hijos terminen el nivel básico y opten a un bachillerato en humanidades, que a través del Instituto Hondureño de Educación por Radio (Iher) les permite obtener un título. Pero la universidad es algo inalcanzable, no hay opciones para que salgan de sus comunidades a las ciudades a cursar estudios superiores, el ingreso de los padres no alcanza, y ante eso el talento de muchos jóvenes se ve diezmado. Cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) refiere que el 46.6% de los jóvenes tiene participación económica en sus hogares y esto les limita para continuar con sus estudios, deben trabajar la tierra para ganarse el sustento. “Hablar de que los jóvenes al graduarse de bachilleres irán a la universidad es soñar. Aquí no tienen acceso, no hay ayudas ni becas que puedan impulsar el talento de muchos jóvenes que se quedan con el deseo de superarse”, explicó Maira Isabel Amaya, maestra del centro básico Rubén Martínez Rodas, de San Juan.
Necesidades. En las 31 tribus de la etnia hay 56 escuelas primarias, siete centros básicos y 18 escuelas del Programa Hondureño de Educación Comunitaria (Proheco). Esos centros educativos cuentan con 384 maestros. Son varias las necesidades que tienen, como la construcción demás aulas es una prioridad, así como las estructuras de los docentes, la mayoría están en calidad de interinato, con pla- zas de otras escuelas y pese a la petición de traslado que han hecho ante las autoridades departamentales, aseguran que no han logrado que las plazas pasen a este centro en San Juan. “Hace tres años nos construyeron un laboratorio de computación y una bodega, pero con el crecimiento de la población escolar la necesidad de aulas es una prioridad. Con los padres construimos una de bahareque y en ese lugar reciben clases los alumnos de séptimo y octavo grado ”, contó la maestra. Pese a las limitaciones, los maestros impulsan pequeños proyectos para inculcar en los alumnos el cuidado del ambiente y han construido su vivero, donde tienen especies frutales y maderables, con las que van reforestando las comunidades. Los maestros de las tribus tolupanes están buscando alternativas para paliar las necesidades y han encontrado en organizaciones internacionales buenos aliados para dar paso a proyectos que mejoren las condiciones en las escuelas y provean el material para apoyar a los niños a quienes se les hace difícil comprar sus útiles escolares. En medio de las limitaciones, los niños buscan aprender.
“se necesitan aulas, material para los niños, pero buscamos la manera de responder a las necesidades”