Frases incómodas
Más de una vez he escuchado frases que resultan incómodas, en la boca de personas que podrían parecer de grandes pensamientos. Resulta que a veces la falta de filtros entre lo que se piensa y se dice es lo que hace dar grandes pasos en falso. No basta con tener conocimiento en alguna materia sobre la que se opina, aunque por supuesto esta es una condición deseable, sino también ciertas cualidades –o habilidades blandas, como se les ha denominado- como la empatía, la sensibilidad ante la situación de los otros que desemboca en la asertividad. Es claro que dichas habilidades no son solamente deseables en el mercado laboral, sino también en el plano político, especialmente en el nuestro, en el que está demostrada la carencia enorme de ellas. De otra manera, es difícil entender cómo una vicecanciller pueda preguntarse públicamente “¿por qué se van?”, refiriéndose a los migrantes irregulares. Quizás haya un poco de ingenuidad en la pregunta o un recuerdo que salió a flote, al responder “todo está aquí”, el antiguo eslogan turístico. Honduras es, sin lugar a dudas, un país de enorme belleza natural, de grandes recursos, especialmente cuando hablamos de turismo; sin embargo, mucho de ello está vedado para la mayoría de la población sumida en la pobreza, con escasas oportunidades de crecimiento. Los cambios de posición socioeconómica, entendidos como movilidad social intergeneracional, son muy difíciles de lograr; es decir, que la mala distribución de la riqueza y su consecuente impacto en la calidad de vida de la población hace que se perpetúe la pobreza, de generación en generación. Esto significa que no somos una sociedad de oportunidades, aunque tengamos sol, playa, naturaleza y culturas vivas, porque estas cualidades conviven con la corrupción y la exclusión del desarrollo. La gente se va, porque no encuentra otra salida; porque no tiene ya nada que perder, excepto las ganas de vivir; porque debe ser difícil conformarse con sobrevivir. Y es precisamente por eso, que la pregunta del porqué puede parecer hasta insultante. Pero no solamente allí hay falta de sensibilidad, las noticias se encargaron de mostrarnos que también en el Poder Legislativo hay escasez de empatía, basta con leer las declaraciones de su titular: “no veo por qué tanto brinco, si el terreno es plano”, refiriéndose a las reacciones por la posible reforma al artículo 184 del Código Procesal Penal. Ojalá el terreno en estas Honduras se visualizara plano; pero lejos de esto, el panorama se asemeja a una montaña rusa. Qué inapropiada frase para una realidad tan compleja como la nuestra, marcada por los escándalos de corrupción y por la enorme desconfianza que despiertan los políticos de todos los partidos. ¿Qué realidad tan lejana viven, que no les permite darse cuenta de los grandes problemas que aquejan al país? Es imposible creer que exista falta de información, para tan poco delicadas declaraciones. La prudencia es una cualidad indispensable para afrontar nuestro escenario actual, pero no solamente para los ciudadanos, sino de manera especial en aquellos que nos representan. Es oportuno recordar que es precisamente por la investidura de la que gozan como autoridades y representantes del pueblo, que están obligados a ser más cuidadosos con sus palabras, no sólo con el fondo de sus declaraciones, sino también con la forma. Algo de elegancia no viene mal. Ojalá podamos ver cambios sustanciales no solamente en los discursos, sino en los hechos. Después de todo, más allá de las palabras son las acciones las que hablan por sí solas.