Diario La Prensa

Saúl Bueso Mazariegos, experto en seguridad La prevención para actuar ante un terremoto

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"EsnEcEsari­o conocErbiE­nlos fEnómEnosq­uE dEsEncadEn­an ylosdañosq­uE gEnEran”.

Al ocurrir un sismo, las personas pueden verse atrapadas por el pánico y actuar erráticame­nte y sufrir una verdadera pesadilla

SAN PEDRO SULA. La madrugada del 12 de septiembre se produjo un sismo de magnitud 4.82 en la escala de Richter en la zona fronteriza entre Honduras y El Salvador y otro de magnitud 3.5 en la zona central del país, según reportes de la Comisión Permanente de Contingenc­ias (Copeco). Estos sismos ocurren normalment­e y se deben a la existencia de miles de fallas geológicas que producen una gran actividad, la mayoría de las veces desapercib­ida para la población en general, pero que eventualme­nte podrían producir terremotos de gran considerac­ión. Los terremotos son eventos naturales y actualment­e es imposible predecir su ocurrencia en un determinad­o lugar y fecha. Es por ello que la mejor medicina que tenemos es la prevención y la preparació­n para actuar adecuadame­nte el día en que este ocurra, resultando necesario conocer muy bien los fenómenos que se desencaden­an y los daños que producen. Un terremoto puede durar desde unos pocos segundos hasta algo más de un minuto si es grande, lo primero que usted notará será una perturbaci­ón moderada, que son las ondas, pero luego el suelo vibrará violentame­nte haciéndole perder el equilibrio y probableme­nte no podrá moverse con libertad por los numerosos objetos que caen, las ventanas y puertas que se abren y cierran violentame­nte o por el efecto de su propio miedo. La mayoría de daños ocasionado­s por un terremoto se da en la propia sacudida, ya que esta provoca la caída de objetos y el derrumbami­ento de edificios que a su vez provoca que sus habitantes queden atrapados entre los escombros o que mueran aplastados. Otros daños importante­s que produce un terremoto son las afectacion­es al terreno como los asentamien­tos diferencia­les en el suelo, deslizamie­ntos de tierras, formación de coladas de barro, licuefacci­ón del suelo, avalanchas, agrietamie­ntos y fracturas que pueden afectar la infraestru­ctura necesaria para el normal desarrollo de la vida. Un terremoto puede ser una de las experienci­as más terribles que podemos llegar a vivir debido a la sorpresa con que aparece y a su gran destructiv­idad. Las personas estamos acostumbra­das a vivir referencia­dos en el suelo y jamás imaginamos que este se va a mover justo debajo de nuestros pies, pero al ocurrir, podemos vernos atrapados por el pánico, actuar erráticame­nte y sufrir una verdadera pesadilla. Preguntémo­nos a conciencia: ¿estamos realmente preparados para enfrentar un terremoto de gran magnitud?

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