Diario La Prensa

El riesgo del retroceso

HAY QUIENES SON NECESARIOS EN SEGURIDAD, PERO COMIENZAN A SER INCÓMODOS CONLA CORRUPCIÓN

- Víctor Meza CASAtGu@CEDOh.ORG

En la historia, dicen los que saben, no es frecuente el avance en línea recta. Casi siempre este se produce en zigzag, avanzando y retrocedie­ndo, con impulsos fuertes hacia adelante y con súbitas estancia sin móviles. Progreso y parálisis, avance y estancamie­nto, parecen ser las variables constantes en los procesos históricos del desarrollo. A veces, cuando creemos que por fin nos enfilamos hacia el futuro y sucumbimos ala ilusión del progreso, de pronto sur gen obstáculos inesperado­s, sorprenden­tes emboscadas, imprevisib­le bloqueo. Algunos les llaman ironías de la historia; otros simplement­e las denominan anomalías. De cualquier manera, lo cierto es que suceden y mar can nuestras vidas, para bien o para mal. Los más recientes acontecimi­entos que han tenido lugar en Guatemala pareciera que son indicios de un retroceso, una súbita re composició­n de las fuerzas conservado­r as para detener la ofensiva anti corrupción lanza da desde la Fiscalía General y la Comisión Internacio­nal contra la Impunidad de la Corrupción (Cicig ). Todavía es temprano par avalorar con juicios definitivo­s el resultado que tendrá esta recuperaci­ón de la iniciativa conservado­r a. Puede que tenga éxito parcial y logre detenerla cruzada contra la corrupción o, puede ser al revés, una maniobra fallida que desencaden­e otros acontecimi­entos no previstos y sorprenden­tes, también un brusco frenazo que se traduzca después en desconcert­ante impulso; habrá que esperar. Mientras se conoce el des enlace de este capítulo histórico en el país vecino, aquí en el nuestro parece que también se acercan acontecimi­entos novedosos. La súbita ocupación de las sedes respectiva­s de los partidos políticos tradiciona­l es, el Nacional y el Liberal, por parte de la fuerza policial adscrita al Ministerio Público, en el marco de las investigac­iones del llamado caso Pan dora, ha sido un hecho totalmente impactante en el escenario político local. La costumbre ha sido que sean los partidos políticos los que diseñen, manipulen, distorsion­en y pon gana su mezquino servicio las estructura­s del Estado, especialme­nte a los mal llamados cuerpos del orden público. Ha sido el sistema de partidos el que subordina al Estado… y no al revés. Hoy, las cosas sucedieron de diferente manera. Es el Estado, másconcret­amente, el Ministerio Público, con el debido acompañami­ento d el a Maccihy el respaldo no disimulado de la comunidad cooper ante el que ha intervenid­o las se desde los partidos ,“asegurado” otros bienes del patrimonio partidario y congelado millonaria­s cuentas bancarias de re conocidos dirigentes y caudillos nacionales y regionales de los dos partidos políticos tradiciona­l es. La medida, aunque los más informados la veían venir, ha caído como un rayo en cielo sereno dentro del ambiente político. Los dirigentes de las cúpulas partidaria­s todavía no salen de su asombro ni alcanzan a entender el mensaje final de tales acciones. Incapaces de hacerla lectura correcta delos hechos, se pierden y desorienta­n en medio de la confusión y el desparpajo. Cuando creían tener todas las respuestas, como suele decirse, alguien vino y les cambió las preguntas .¡ Menuda sorpresa! Y lo cierto es que no es fácil entender de pronto estos bruscos giros de la historia, llámense ironías o anomalías, sobretodo cuando se ha estado acostumbra­do aun equilibrio centenario con reglas del juego permisivas y tolerantes ante los constante se insultante­s abusos del poder. No es fácil transitar de represora reprimido. ¿Cómo entender esta súbita recuperaci­ón de autonomía parcial por partedel Estado– léase Ministerio Público y otros órganos operador es de justicia–frente al sistema político en su conjunto y al sistema de partidos en particular ?¿ De dónde proviene esa energía misterio saque insufla fuerza y sospechoso ánimo a los usualmente amodorrado­s funcionari­os del aparato estatal, reconverti­dos de pronto en audaces guerreros del ajusticia criolla? ¿Quién les da el respaldo suficiente para que se atrevan a tocarlas sacrosanta­s redes de la corrupción instaladas en los engranajes del Estado? Son preguntas tan válidas como acuciantes, pero sus respuestas no encajan con la vieja mentalidad y los estilos de antaño, comunes y corrientes en la denominada “cultura política tradiciona­l ”. Son interrogan­tes claros con respuestas confusas. Los azorados políticos criollos no lograr discernir con claridad y precisión cuál es el mensaje final de estas acciones. Olfatean que los impulsos vienen de fuera, pero no acaban de entender su significad­o. No han entendido que las prioridade­s de Washington están sufriendo breves pero importante­s alteracion­es, cambios en las jerarquías de objetivos y modificaci­ones en las lealtad es. Hay quienes siguen siendo necesarios, sobretodo en el área de la seguridad, pero ya empezaron a ser in cómodos, sobretodo en el campo de lacorrupci­ón, a sí de simple.

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