Resultados
¿Islas de la Bahía? Es la pregunta que con naturalidad pero con sobresalto hacemos al analizar la evaluación y el informe final de los resultados obtenidos en más de 2,500 centros educativos en todo el país. El paraíso caribeño se halla a la zaga en lo que debe ser el motor de la vida nacional, la educación, no solo como elemento esencial del desarrollo integral de las personas, sino como instrumento necesario y eficiente para la inserción oportuna y exitosa en el campo laboral. Educación nacional: escasez de maestros, deficientes o ruinosas instalaciones, sistemas pedagógicos que no han ingresado en el siglo XXI, avorazados políticos acaparando o presionando por plazas y una burocracia cuyos miembros se siguen creyendo en otro nivel. El trabajo presentado por LA PRENSA al analizar el último informe sobre el desempeño académico de los estudiantes de educación básica en materia de español y de matemáticas muestra que en los últimos cuatro años hay un estancamiento generalizado con acentuación en casi todo el país, de manera que de la escala de puntuación podemos apreciar que solo dos departamentos, Copán y Ocotepeque, muestran resultados satisfactorios, los demás con la notificación de “deben mejorar”, aplazados o raspados. A la hora del análisis de resultados, las cifras, porcentajes y comparaciones nos acercamos a una innegable realidad, pero más importante que este hecho en sí y las opiniones que de él se pueden derivar, es la mirada para observar el contexto y conocer las causas del fenómeno: la familia con escasa presencia en la vida escolar del niño, la acelerada desaparición del maestro y la maestra “amigo o amiga” de los niños, sin prisas, pues no había hasta tres jornadas de trabajo en centros educativos diferentes, algunos, incluso, en distintos niveles. Al final del día, dieciséis o dieciocho horas de trabajo... “Los maestros ya no son como antes...” Pero es que la vida aprieta y pasan los años sin incrementos salariales para enfrentar con cierto deshago el costo de vida que devora por el consumismo irrefrenable. Los materiales educativos y las instalaciones, dos ilusiones cada curso más lejanas. El desafío, identificado por décadas, está ahí como descomunal reto a la espera de decisiones políticas, del factor capacitado y de prioridad para el respaldo financiero en el presupuesto, de manera que nos vayamos acercando a un desarrollo y bienestar producto de mejores niveles educativos que hacen posible alcanzar metas superiores y proporcionar más y mayores satisfacciones individuales y familiares.