Fortaleza de Honduras: producir y vender
NUESTRA ORFANDAD INTELECTUAL NOS IMPIDE RECONOCER UNA VERDAD SIMPLE: EL GOBIERNO NO PRODUCE
Hay cosas que no cuadran. Durante muchos años, los historiadores hondureñ os han sostenido que cuando leva bienal Gobierno, automáticamente, leibadelomejor ala nación ya su pueblo. Pasaron por encima de una consideración básica: que el Gobierno tiene unanaturalezatal–igualqueel capitalismo que concentra los resultados– queseexpandeyse auto justifica, incluso en contra de los intereses de su pueblo. Por ello es que apreciamos algunas cosas inevitables, pormásanteojosde colores que nos pongamos en nuestrosojos. Tres son cosas notorias que producen el atraso actual. La primera de ellas es la predominancia del Gobierno, como jefe, conductor y distribuidor, sin control alguno, de la riquezanacional. ElGobiernoque era pequeño en el siglo XI X– ya demas, coherente con el tamaño de la economía de entonces–ahora en el siglo X XI es desproporcionado, pesado e incómodo que aplastala iniciativa privada y consume, en una glotonería pan ta gr uéli ca, lo que el pueblo produce. Los partidos políticos, que no han tomado conciencia que el Gobierno es un obstáculo para el desarrollo, como lo observamos en la apropiación del presupuesto para atender una burocracia insaciable y quesea uto justifica incluso, ir respetan do la inteligencia de los ciudadanos, se han convertido más que en órgano pro positivo para facilitar el progreso, en agentes de empleo que, cada cuatroaños, inflanel presupuesto al en chamba ra sus activistas. Nadie le da importancia al presupuesto nacional, ni cuestiona su falta de orientación hacia el crecimiento, usadomásbien, para impedir el desarrollo, frenando la iniciativa de las fuerzas creativas, llamadas a operar en un régimen de libertad económica. La segunda cuestión es la falta de interés–en un esfuerzo auto justificativo de los gobernantes–por el desarrollo de fuerzas económicas que, junto a los partidos políticos y las organizaciones de la sociedad civil, produzcanriqueza, crean empleo y generen excedentes productivos con los cuales competir con los mercados del exterior. Los pensadores nacionales no se han dado cuenta que la agricultura no nos permitirá desarrollarnos jamás. Y que la propuesta de Cepalenlos60– enquedebíamos sacrificar el campo, para darle oportunidad ala industria urbana, acumular capital y crear empleo– fue un fracaso absoluto. El mundo ha experimentado cambios. Nosotros nos hemos quedado atrás, congelados en el tiempo. Mientras se habla de la tercera y cuarta revoluciones, Honduras no ha podido ingresar ala industrialización siquiera. Su sistema económico prepara para la pobreza y la mendicidad. Yanadiesele ocurre siquiera vincularlo, como lo hicieron los pedagogos del pasado cuando el ciclo agrícola orientaba el calendario escolar. Ahora, los burócratas, desdeunmundoque nocomprenden, ponenunparche aquí yo tropo rallá, en forma irresponsable e irrespetuosa. Y la tercera es que hemos dejado que sean los capital in os, incrustados en las casillas gubernamentales, quienes diseñen las políticas públicas, negánd ole sala sociedad civil ya la ciudadanía–que el sistema educativo destruye–el protagonismo para exigirles a los políticos ya los gobernantes, en su calidad demandaderos, cuáles son las tareas que tienen que cumplir. Yen la orfandad intelectual en las que nos movemos nos negamos a reconocer verdades simples, como porejemplo, queelGobiernono produce, más bien administrar malloqueledamos. Yquequienen realidad produce son las personas libres que, sin barreras más que la seguridad del bien común, usan su creatividad para generar actividades productivas creadoras de riqueza, empleo y excedentes comerciales, conlosquécomprar bienes de capitales, con los cuales dejar atrás la agricultura y entrar en el espacio imaginativo de la industrialización. Sino enfrentamos con valentía estas cuestiones, no saldremos adelante. Nos seguiremos engañando, creyendo que el destino de Honduras está en el hecho que gobiernen, en vez de ca ch urec os, los liberales, como en el cercano pasado–antes dela traición de Manuel Z el a ya en contra de estos últimos–y ahora que hay que sacar a aquellos para abrir le el paso aNasr al la que no sabedeestascosas, nilaúltima palabra del credo de los cristianos.