Diario La Prensa

Limpiar la sangre

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Los problemas en el ámbito de la salud pública se transforma­n en epidemias que se precipitan como si estuviesen pegados unos a otros, aunque evaluando su contexto se puede llegar al centro, al que han contribuid­o numerosas causas, entre las que no hay que descartar la administra­ción de recursos, la labor de personal profesiona­l, menospreci­o en la asignación presupuest­aria y la suscripció­n de onerosos contratos que a la larga se traducen en deficiente atención a pacientes y escasez en material, equipo y medicament­os. Hace unas semanas fue integrada una junta intervento­ra en Salud para evaluar el sistema, presentar soluciones y no solo tratar, sino mejorar el servicio en hospitales y centros médicos, y rebajar, a niveles manejables, la altísima mora quirúrgica, esa espera eterna que no resisten muchos pacientes, y si lo pueden hacer llegan in extremis a la fecha, y ojalá no haya “urgencia”, puesto que queda en la camilla a la puerta del quirófano o regresa a la sala. El servicio de homodiális­is, proporcion­ado por una empresa privada a unos tres mil pacientes en catorce clínicas, ha sido restableci­do temporalme­nte tras la suspensión la semana pasada, lo que obligó a los pacientes a salir a las calles, a demandar atención y exigir al Gobierno que cumpla el contrato para que se puedan dializar y así eliminar las sustancias nocivas de la sangre. En Tegucigalp­a, el reclamo fue más notorio, pero en todos los lugares donde se proporcion­a la atención, la inquietud y el temor al agravamien­to de la enfermedad se alzó la voz, escuchada con la reanudació­n de sesiones por unos días mientras se llega a un acuerdo. “La empresa no está pidiendo la cancelació­n total de la deuda, sino un compromiso de pago, pero que se cumpla. Son más de 250 millones de lempiras que se deben desde principio de año”, explicó una fuente oficial de la empresa. El presidente de los pacientes aseguró que hay insumos para nueve días... Con la parsimonia enraizada en la burocracia, el titular de Salud anunció su visita a Finanzas para conocer los “montos de los que vamos a disponer”. Ojalá que al final de la cadena no haya esa economía sumergida de la administra­ción pública, la “influencia”, notoria y boyante, para mover y empujar los trámites hasta el final. Escribir sobre campañas para prevenir daño no es consuelo para miles de hondureños que se dializan dos o tres veces a la semana, como don Alexander, que desde hace 13 años viaja desde Omoa y “se enchufa” a la máquina para limpiar la sangre, aunque sería de gran beneficio para la mayoría, que puede evitar enfermedad­es irreversib­les.

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