Honduras después
Los hondureños después de que terminan las fiestas patrias debemos reflexionar más unos que otros en cuanto al rol que jugamos en la formación o deformación de la mente de la sociedad. Días previos a las celebraciones, algunos sectores asumen una posición “patriótica” y pregonan tener a “Honduras como su prioridad”, pero lo cierto es que durante más de 50 años, es decir, medio siglo, los hondureños hemos estado expuestos a la influencia de otras culturas y costumbres a través de los medios de comunicación. Una realidad que no podemos ni debemos ocultar generación tras generación es que hemos crecido viendo y escuchando mensajes que no solo han dañado nuestra identidad como hondureños, sino que también nuestro cerebro, sobre todo a la población, que no tiene acceso a la educación, y este daño no soy yo el que lo dice, así lo expresan los expertos. Por ejemplo, sobre las telenovelas señalan que “la mayoría de estas (es- pecíficamente las dramáticas) perjudican la salud emocional, aumentan los niveles de estrés, distorsionan la visión de las cosas y de la realidad, y empiezas a vivir tu propia telenovela de drama, chismes y ansiedad. Mi generación crecimos viendo telenovelas, pues no había opciones en aquellos años. La televisión de frecuencia abierta se reducía a dos canales, pero en esa época eran tan inocentes como sus títulos: “Los ricos también lloran” “Las amazonas”, “El sol sale para todos”, “Emilia” (mi favorita)… Hoy en día, estas telenovelas conllevan mensajes subliminales que inducen a los jóvenes a participar en actividades ilícitas. Quizá hay quienes se nieguen a aceptar esta realidad o ni siquiera abordan el tema, debido a que ponen en riesgo su estabilidad laboral; sin embargo, durante las fiestas patrias gritan a toda pulmón “Honduras es mi prioridad”. “No te preguntes qué hace tu país por ti… pregúntate qué haces tú por tu país”: JFK.