¡A qué precio!
No hay mal que dure cien años... De poco consuelo para los derechohabientes si, como publica LA PRENSA en su edición de ayer, para ver la claridad habremos de esperar al 2048, cuando muchos de los cotizantes “no habrán ya resistido”. Está bien echar cuentas, ordenar los números e identificar un posible final de este túnel, sin bajar la guardia, no sea que mientras la mirada se halle en los miles de millones que “volaron” se abran otros agujeros tragarrecursos con protagonistas de cara triste, tratando de proyectar la imagen de “yo no fui...”. Apelar a las incautaciones de propiedades de los acusados, no todos ellos detenidos ni encausados, es como acudir a la alcancía de un pequeño que guarda centavos, puesto que todo resultó más en ruido que en nueces. Pero bueno, el saneamiento financiaero va en camino y hasta los más optimistas se han atrevido a poner fecha sin considerar el estancamiento del Seguro Social, sin evaluar la mora en la contratación de personal, en la renovación y construcción de nuevas estructuras, en la dotación de medicamentos y en el número de cirugías que quedan a la espera de hallar un vacío en el apretado calendario del quirófano. “Se pagará todo el saqueo del IHSS”. Las deudas desaparecieron con otros compromisos de la misma naturaleza en mejores condiciones y transparentes, pero con el sacrificio, incluso de vidas, de quienes tenían y tienen el derecho de beneficiarse con esos recursos propios y deducidos en planilla, patronal y del trabajador, para ser administrados por la institución a favor de quienes cotizan, sus hijos, esposa y otros familiares, de acuerdo con ley y al convenio colectivo. Son los derechohabientes quienes pagan los compromisos financieros con las restricciones, limitaciones y dificultades en las atenciones, pues, como en las familias o en empresas, ya la sabiduría popular aconsejaba a “apretarse la faja”, y buena apretada que nos siguen dando con el congelamiento en el IHSS mientras aumenta el número de afiliados, se incrementan los jubilados para los que hay que sacar recursos, puesto que el Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte fue saqueado, pese a la ley tan clara que señala que no se pueden tocar, así como otros recursos blindados como intransferibles, pero para la delincuencia no hay barrera. Se ha salvado el Seguro al lograr la recuperación financiera, pero ¡a qué precio!, el mismo que debiera ser la pauta para la decisión en los tribunales sin más miramiento que la muerte, el dolor y el daño causado a las víctimas, todos los derechohabientes y sus familiares, pues no todo lo legal es justo y la injusticia campea en los tribunales.