En la hora del relevo
luchapor espaciosdepoder adquierenueva ferocidady encono; un cuadrilátero deriñasy agresiones
En la sociedad, como en la naturaleza, la vida se desarrolla atravesando fases de relevo sin evitables. Hay re le vos naturales, tan simples y cotidianos que no nos causan ningún asombro. Hay re le vos generacionales, culturales, políticos, ideológicos… en fin. Los partidos políticos, en tanto que agrupaciones humanas, también experimentan periódicos re le vos, cambios que permiten el ascenso de nuevos actores, más rejuvenecidos, modernos las más de las veces, innovadores y novedosos. Sin relevo, los partidos envejecen y mueren. Languidecen lentamente, sumiéndose en el conservadurismo yen la inercia política. Sobran los ejemplos quede muestran estas afirmaciones. Enlosúltimosaños, lospartidos políticos tradicional es, especialmente el Nacional, han dado muestras, generalmente tímidas yvacilantes, desuintenciónde relevo. Una nueva generación de políticos, muchos de ellos pertenecientes a los estratos del a más variada tec no cracia, va abriéndose pasoatrompicones, superando la inercia y los obstáculos de la llamada“vieja guardia” que ha mantenido al partido atrapado en una especie de corsé ideológico. Durante el gobierno de Porfirio Lobo, con aspavientos y bullicio dignos de mejor causa, los dirigentes nacionalistas, especialmente el Presidente, anuncia ron un viraje ideológico hacia el llamado“humanismo cristiano ”. Nadie se lo tomó muy en serio y las redes sociales dieron cuenta del experimento utilizando las armas de la desconfianza y la burla. Entre el anuncio publicitario y la práctica política diaria, se abrió el inmenso abismo de la inactividad y el descreimiento. Lo que pretendió ser un relevo ideológico se quedó en puras palabras y pronto fue cayendo en el olvido. En el periodo del señor Hernándezelr elevo generacional parece cobrar nueva fuerza, aunque luce más cronológico que político. Cuestión de biología más quedeideología. Pero, además, este relevo resulta con frecuencia doloroso ytraum ático, sobretodo para los viejos cuadros del partido, acostumbrados desde siempre a manejar sus estructuras con la rigidez de una disciplina con ligero tu filloa rigor cuartel ario. La denominada vieja guardia se siente gradualmente desplazada, relegada a discretos segundosplanos, marginadadel disfrute del presupuesto y alejada de los circuitos clave del poder político. Los nuevos actores, jóvenes egresados de los cursillos políticos de capa citación que durante varios años manejó directamente el hoy gobernante Hernández,vanpo coa poco copando las mejores posiciones y llenando vacíos importantes en las estructuras del partido yen las del aparato gubernamental. Pero este proceso de sustitución silencio sano se produce en el vacío. Genera inevitable mente disgustos y re acomodos críticos. Produce traumas, confusión y desasosiego. Aveces adquiere formas brutal es de canibalismo político, provocando la caída humillante de los sustituidos, la triste con versión del poderoso que cae en desgracia. Lajusticia, subordinadaalas urgencias del apolítica, suele ser utiliza da como instrumento para consumarlas venganza syp romo- verlos bruscos desplazamientos intrapartidarios. El proceso judicial cuidadosamente montado, la acusación criminal oportunamente esgrimida, la súbita rapidez de los operador es de justicia, el golpe urdido en los pasillos de los tribunales, todos ellos son procedimientos válido sal momento de afianzar el relevo y so meter ala impotencia los brotes de rebelión interna. Pero nada de eso es gratuito. El partido debe pagar un precio por su afán de renovación interna. Es el precio de la división y el fraccionalismo, el inevitable debilitamiento de los antiguos liderazgos, incluyendo–vayaparadoja– eldel mismo gobernante que pro mueve el relevo. Con la división viene el florecimiento de las más primarias y atrevidas ambiciones. La lucha por los espacios de poder adquiere nueva ferocidad y encono, convirtiendo al otrora batallón disciplina do en espacio de conmoción y debate, en cuadrilátero de riñas yagresiones. Delacontroversia civilizada y respetuosa, pocoapoco se va pasando al encontronazo visceral y violento. De la refutación ilustrada ala des calificación grosera a veces solo hay un paso. Asíseva configurando el ámbito polémico, el campo de la batalla, el teatro bélico en el que habrán de agotar sus menguadas energías los grupos políticos que fueron incapaces de gestionar un relevo organizado ycoherente, másideológicoque cronológico, conmásideologíay menosbiología. La hora del relevo puede ser también la hora del ca os y el desplome partidario. La historia pasa la factura y castiga a quienes se empeñan endesconocerla.