Diario La Prensa

Ni un minuto perdido

detantoate­nder notificaci­ones urgenteses­tamos másdormido­sque nunca, perdemos muchotiemp­o

- Ismael Cala www. ismaelcala.com

¿Te atormentan las notificaci­ones? Cincuenta mensajes sin leer en la bandeja de entrada del correo corporativ­o, once textos deWhatsApp sin responder, dosmil“likes” en Instagram, sin tiempo siquiera para revisar quién estuvieron tal gentileza. Todas parecen ser cuestione surgentes; las plata formas nos apremian “en rojo” para que in ter actuemos constantem­ente. Como he comentado en otras ocasiones, las nuevas tecnología­s constituye­n una bendición social. Y aunque los beneficios se imponen claramente a los perjuicios, la educación exponencia­l resulta imprescind­ible si deseamos favorece r un uso responsabl­e. Por ejemplo, en nuestros lugares de trabajo, a veces no sabemos lidiar coneltiemp­o, unserioobs­táculo, sin dudas, para la productivi­dad de la empresa y el bienes tarde jefes y empleados. SegúnEricG­arton, coautordel­libro “Time, Talent, Energy”, losgrandes ejecutivos reciben 200 correos electrónic­o sal día. Esta teoría subraya que un directivo medio dedica unas ocho horas semana les( una jornada laboralcom­pleta) aenviar, leeryconte­staremails, muchosdelo­scuales ni siquiera deberían haberle llegado. Otra investigac­ión de Thomas W. Jackson, reconocido profesor de Informació­n y Gestión del Conocimien­to, llega a una alarmante conclusión: el25% deloscoste­s laborales de las pequeñas y medianas empresas se derrocha en una mala gestión del correo electrónic­o por parte de empleados y directivos. Es decir, uno de cada cuatro dólares invertidos“se van directamen­te a abrir ycerrarema­ils ”. Resulta evidente que las a tu ración del correo electrónic­o está afectan do laproducti­vidad. Porello, cadavez más expertos apuestan por combinare lemail con prácticas supuestame­nte viejas—como la tormenta de ideas—y con opciones nuevas— como las plata formas colaborati­vas enlínea—. Un genio como Séneca explicaba con absoluta claridad :“No es que tengamos poco tiempo, sino que perdemos mucho”. Establecer nuestras propias estrategia s es pura cuestión de superviven­cia en el volátil mundo en que vivimos. Este llamado no es solo para organizaci­ones, sinotambié­npara cada uno de nosotros, personal y profesiona­l mente hablando. ¿A cuántas personas ponemos en copiaenune­mail, in necesariam­ente ?¿ Cuántas decisiones se podrían adoptaren media hora de debate, envezdeesc­ribir, leeryrespo­nder veinte ineficaces mensajes? Es hora de evaluar el tiempo dedicado a cada cuestión, y las mejores soluciones digitales y analógicas en cada caso. Porque quizás, de tanto atender notificaci­ones urgentes, estamos más dormidosqu­enunca.

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