Inviertan bien el dinero escaso
El gran problema hoy en el deporte hondureño es la falta de dinero. La Federación Nacional de Fútbol no ha podido nombrar un director técnico debido a que la economía hondureña se encuentra paralizada, a diferencia de 2007 cuando el Sr. José Rafael Ferrari logró entusiasmar a varios empresarios para que aportaron a un fondo que permitió contratar a Reinaldo Rueda y a un cuerpo técnico que incluyó a su asistente Alexis Mendoza, al preparador físico Carlos Velasco e incluso a un entrenador de porteros, Pedro Zape. Hoy, después de ver las arcas del fútbol repletas de deudas, los muchachos a cargo de tomar las decisiones creen que sigue siendo una opción traer un técnico de fama internacional a pesar de no contar con los recursos para pagarlo, pero se basan en la misma premisa que aplicaron el 2015 cuando el Gobierno hondureño utilizando la secreta Tasa de Seguridad, aportó gran parte del sueldo del colombiano Jorge Luis Pinto. Este año, por no tener entrenador, fuimos de los pocos países que desaprovechó los dos partidos amistosos que pudieron disputarse en la fecha Fifa de septiembre e incluso en el mes de octubre que empieza la próxima semana, solo se jugará un encuentro pudiendo haber pactado dos. Existe la equivocada percepción de que para tener posibilidades de llegar al Mundial de Qatar 2022 se necesita tener un entrenador de mucha fama, pero yo no comparto esa idea, ya que Honduras tiene condiciones particulares muy diferentes a las demás naciones, somos un productor natural de futbolistas que se desperdician especialmente en el sector norte de nuestro país por no contar con canchas ni entrenadores, por lo que la prioridad con los fondos disponibles se debe invertir en escuelas de fútbol, preparar profesores y hacer canchas para que los niños y jóvenes puedan desarrollar sus habilidades naturales. Gastar el dinero en un técnico medianamente conocido como lo fueron Rueda y Suárez no es una buena decisión, ya que los verdaderamente famosos cuestan cuatro veces más dinero con respecto a lo que costaron los que nos clasificaron para los mundiales de Sudáfrica y Brasil.