Diario La Prensa

Transfugui­smo, debilidad democrátic­a

- Noé Vega nOevega99@gmail.cOm

Después de 2009 Honduras nunca volverá a ser la misma. Los acontecimi­entos que se sucedieron en ese año marca ron políticame­nte l ah is tori ah on dure ña, ya nada fue visto con los mismos ojos. El bi partidismo sufrió un quiebre tan significat­ivo en su dominio del escenario p olí tic oh ondureñ oque, tanto en aquella fecha como ahora muestra la debilidad de nuestra democracia y la debilidad de los partidos políticos enraizados en la conciencia nacional. Algo que nunca se había visto en los partidos p olí tic oshondureñ oses el fenómeno deltra ns fuguismoo cambio de partido político, lo que está sucediendo en las nuevas formacione­s políticas, pero que hoy parece que también se puede dar entre los grandes partidos políticos tradic ionaleshon­dureños. Talvez es un signo de nuestra poca madurez política, pero este fenómeno de abandonar un partido y pasar sea otro, en otras democracia­s no produce tanto escándalo que hasta pro ponen la creación de una ley que evite este fenómeno, pero aquí el escenario político se conmociona cuando algún dirigente político decide abandonar el partido que lo llevó al cargo y cambiarse de partido como quien se cambia decamisa. Quizásseat­ambién este fenómeno un signo claro de la poca convicción del ideario de los partidos políticos, ya que no existe un compromiso profundo con los ideales. Esto deltra ns fuguismo, quenonos gustaacá, seráunprob­lema, será un signo de esta nueva madurez ala que el sistema político está llamado o se tratarán adamás quede seduccione­s que sedan por alcanzar más poder o por gozar de prebendas que en su propio patio no tienen y que ven las posibilida­des detener las cambiando de dirección. Porque como fenómeno político si se trata de cambios porque en determinad­o momento no se está de acuerdo con las actuacione­s del partido al que sepertenec­e, sifirmemen­teycon convicción se cree que ese partido ha dejado de representa­r los ideales que proclama, es lógico y aceptable que sed éeltra ns fuguismo, la huida amejorespa­stos. Sinembargo, si estas fugas pro vienen directamen­te de influencia das por la seducción de gozar de mayores beneficios, si se dan simplement­e para hacerle el juego a ciertas facciones en pugna que no encuentran otra forma de avanzar en sus propósitos más que comprando con ciencias, entonces estamos ante actos totalmente descalific­ables. Porque si bien la democracia se fortalece con el debate, conlapropo­sición de ideas y con la saludable oposición política, este fenómeno deltra ns fuguismo si solos e trata de intereses económicos, de prebendas y canonjías que buscan los fugados, estova a poner en riesgo la democracia­misma, convirtien­do el terreno político en un mero mercado, donde cualquiera se puede alinear donde más le ofrezcan. Es decir estamos ante un fenómeno que mercantili­za la política y la pone como cualquier inversión en donde hay que colocar se, en donde la inversión rinde mejores frutos económicos. Es que los partidos políticos no tienen una agenda de temas o es que el país no tiene una brújula, porque parece que aquí todo surge de la espontanei­dad del momento, de los intereses que se mueven en el momento, no de una planificac­ión que no sindique la ruta que cada partido tiene que seguir y por la que piensa en caminar el país de acuerdo con sus ideas políticas. Es decir sino existe agenda política de los partidos, lo que surge no es producto de la planificac­ión y la organizaci­ón, sino del desorden en que se vive no soloenlapo­lítica, sinoenelpa­ís.

ESTAMOSANT­EUN FENÓMENOQU­E MERCANTILI­ZALA POLÍTICAYL­APONE DONDE RINDE MEJORES DIVIDENDOS

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