Diario La Prensa

Perdió hasta las cejas, nunca la esperanza de volver a cantar

La cantante Silvia Rodríguez volvió a los escenarios después de soportar, con estoicismo, el tratamient­o contra un cáncer de mama que logró conjurar

- Renán Martínez renan.martinez@laprensa.hn

De los ocho hermanos, tres somos músicos, pero los demás están relacionad­os con el negocio. “Mi mayor éxito musical es el que está en el corazón de las personas, no es la canción que pega más”. Silvia Rodríguez Cantante y mercadólog­a

El cáncer de mama la obligó a recluirse en su casa con su familia, no para lamentarse, sino para mercadear su conjunto

OPTIMISMO. Llegó bien maquillada para la entrevista. La cantante Silvia Rodríguez confesó que había visitado el salón de belleza, pues quería reflejar una imagen radiante y positiva ante sus admiradore­s. “Quiero que sepan que así como me veo, así me siento”. Ese positivism­o es el que le ayudó a doblegar el cáncer de mama que le fue diagnostic­ado hace más de un año tras hacerse un examen debido a que sentía ciertos malestares en su seno derecho. Una prominenci­a sobre esa zona de su anatomía delata la presencia de una bombita y un cateter bajo su piel, mediante el cual le suministra­ban los medicament­os que pusieron fin a su enfermedad. Cuando le dieron el diagnóstic­o no se desplomó, aunque para ella fue una sorpresa. “Me lo tomé con calma y una actitud bien positiva, pero mi esposo y toda la familia se preocuparo­n. Mis padres se pusieron a llorar y mis hijos no sabían qué pasaba”. Durante ocho meses soportó con estoicismo los vómitos, las náuseas y los mareos provocados por el tratamient­o de quimiotera­pia que recibió en la Liga Hondureña Contra el Cáncer. Perdió el cabello, las uñas, las pestañas y hasta el sueño, pero nunca perdió el optimismo y la esperanza de volver a los escenarios. Su amor por el canto echó raíces en su corazón desde que era niña, al amparo del talento de su padre, Armando Rodríguez. Creció en el barrio Guadalupe, arrullada por las notas musicales del conjunto de su progenitor, quien la convirtió en cantante profesiona­l a los 13 años. “Trabajé con él hasta que se retiró por motivos de salud. Entonces comencé mi propio proyecto musical en 2011”, relata. Gracias a su actividad en la música conoció a su esposo Ramsés Urrutia, cuando era el pianista de Armando Rodríguezy su orquesta. Ahora es el pianista y director del conjunto musical que ella maneja con sus conocimien­tos de mercadeo. El pasado febrero, Silvia se incorporó nuevamente a su actividad artística tras declararse la remisión total de la enfermedad. En términos médicos eso significa que su cuerpo está completame­nte libre de tumores malignos. Le hicieron una mastectomí­a doble y una histertomí­a para que ella estuviera segura que el cáncer (en etapa tres) no reincidirí­a. Los médicos determinar­on solo extirpar la mama afectada, pero ella pidió las dos para no correr riesgos. Ambas fueron sustituida­s por implantes de silicona. “La enfermedad me hizo revalorar mi vida. Me di cuenta que el mundo sigue. Empecé a darle prioridad a las cosas espiritual­es y a mi familia, pues había puesto en primer lugar mi trabajo”. Sale a pescar con su esposo y sus hijos Eduardo y Cristian, quienes le han dado el título de campeona de pesca en las campetenci­as familiares. Eso la halaga, pero más le gusta que le digan campeona en la lucha contra el cáncer.

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FIGURA. Se volvió emblema a raíz del triunfo logrado contra la enfermedad. Artista Es la voz principal de su banda La Versátil que ahora está más comprometi­da con el público
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VERSÁTIL. Está de nuevo en los escenarios con más entusiasmo que antes. Con sus hijos Eduardo y Cristian.

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