Contagio nefasto
No faltará algún fundamentalista que recuerde el pasaje de las murallas de Jericó a medida que la caravana de migrantes avanza hacia el norte donde, a juzgar por las palabras y los mensajes, se concretarían las amenazas de la administración Trump al tiempo que, hacia los países de la ruta, siguen las acusaciones y debilidades mentales por no detener a quienes, como derecho humano, optan, a pesar de todos los peligros y altos riesgos, por buscar mejores posibilidades en su precaria calidad de vida. Claro que, aquí y allá, la aspiración de una vida mejor, el plan y el sacrificio para lograrlo es aprovechado por los “ilusionistas” que con gran habilidad se mueven en las aguas revueltas, de manera que el gran problema humano que debiera estar enfocado hacia soluciones se transforma en eficaz herramienta en el campo político. Hoy, como ayer, se utilizan las necesidades del pueblo para objetivos de los que, al final, son privados. Acá se ha hablado desde todos los ámbitos. Los empresarios proponen plan de incentivo a la inversión para la creación de empleo con la exoneración temporal de impuestos. La Iglesia católica llama a un pacto social que “aborde profunda y definitivamente la solución a este drama social hondureño”. El Gobierno, al que la demagogia barata le achaca todos los males, algunos sin duda, pero el destino del país es de todos, oficialismo, oposición y ciudadanía. Por ello señalar el diálogo, el pacto, el acuerdo, el acercamiento para llegar a un entendimiento son iniciativas sensatas en procura de soluciones. Pero no limitemos los perjuicios del contagio politiquero a los dirigentes del patio. Detrás de muro levantado o proyectado, la caravana se halla en el discurso electorero de los republicanos. El titular de la Casa Blanca busca con descaro sacar provecho de una situación inhumana, cuyo final se halla, sin duda, en la mira de millones de electores norteamericanos que ya han comenzado a votar y que acudirán a las urnas el 6 de noviembre. El temor, en grado muy superior, pánico, a la infiltración de terroristas en la caravana, como denuncia el Gobierno norteamericano, es estrategia estudiada para atraer votos que den el triunfo a los republicanos y mantener la mayoría en las dos Cámaras, de lo contrario, “cosas grandes” se esperan. El buen momento de la economía, recomendado como eje de campaña, va dejando paso al espinoso tema migratorio, no solo la caravana, cuyo tratamiento con mano dura es un gran aliciente y agitador de masas. También en la Unión Americana el drama de miles de personas se mide en términos electorales, con visión en las urnas y, en definitiva, en el poder.